Qué hace que una persona que alcanza el mayor éxito profesional que se puede lograr en su trabajo se mantenga sereno y humilde y para otros ese mismo triunfo suponga el inicio de una caída al vacío. Por qué algunos como Donald Trump son capaces de poner su nombre en grandes letras doradas en todos sus edificios y acumular mujeres a cada cual más joven y rubia que la anterior y otros, más ricos y exitosos que él, como Bill Gates, prefieren seguir vistiendo con vaqueros y zapatillas y continuar compartiendo su vida con la mujer de siempre.
En la vida, como en la empresa o en cualquier otra actividad, el éxito puede ser una bendición o un lastre. A menudo, la sabiduría popular encierra verdades incuestionables y por eso frases como “la soledad en la cumbre” o “morir de éxito” se convierten en sentencias inapelables. De hecho, para la gran mayoría de los especialistas es más fácil sobrevivir al fracaso que al éxito. Esta vez, sin embargo, te vamos a dar varios consejos para que si ha llegado por fin el éxito que estabas deseando, seas capaz de sobrevivir a él y sobre todo puedas mantenerlo.
Cuestión de formas
Para empezar, hay que definir qué entendemos por éxito, porque en función de nuestra propia percepción de ese concepto lo afrontaremos de una forma u otra. “En general se puede decir que tiene dos vertientes, una externa, que depende del reconocimiento de los demás, es decir, el juicio social de que tú has conseguido algo, y la interna, la sensación de satisfacción por haber alcanzado un logro. Hay gente que busca el primero, gente que busca el segundo, y otro grupo que ansía los dos”, señala el consultor Ovidio Peñalver.
O dicho en otras palabras, hay dos formas de llegar al éxito: la que lo busca como un fin en sí mismo o la que lo alcanza por el trabajo bien hecho. En el éxito vinculado a la necesidad de reconocimiento por parte de los demás, es muy fácil caer en la vanidad. “Tiene mucho que ver con una falta de autoestima y un deseo imperioso de que hablen de ti. Hay incluso gente que pide a otras personas que le introduzcan en Wikipedia”, advierte Peñalver.
Cuando el éxito es una respuesta a tu buen hacer, “es más difícil que se suba a la cabeza”, afirma el coach José Pedro García. Como asegura el experto Alejandro Martín, el éxito depende de tres circunstancias: las competencias, el entorno y la gente que nos ha ayudado. “Si no tenemos en cuenta las tres variables lo más fácil es no sobrevivir al éxito”, añade.
Cómo mantenerte en la cima
Para conseguir el éxito, hay que ser fiable, debes tener algo que ofrecer y ser conocido. Ahora bien para seguir manteniéndolo es necesario seguir una serie de pautas:
– No bajar la guardia. Es fundamental seguir preparándose tanto para ese puesto como para otros superiores. Según explica el psicólogo Tomás Álvarez, “el éxito debe entenderse como haber cubierto una etapa y no confundirlo con haber llegado, porque entonces se baja la guardia”.
– Mantén a tus aliados. Cuando uno persigue un objetivo, normalmente establece una acertada red de contactos que le impulsan hasta ese fin. Un error habitual es tanto olvidarse de esas personas que nos han ayudado en el camino como no preocuparse en seguir incrementando nuestro networking.
– Gestiona el éxito con el equipo. Si es importante mantener la red de contactos que te ha permitido alcanzar la cumbre, más lo es ser consciente de quién ha estado trabajando contigo en esa dura tarea y ser capaz de ser generoso con tu equipo, reconociendo los méritos de los que están a tus órdenes. Es habitual que cuando se llega arriba, la gente tiende a ir desprendiéndose de los agentes más críticos de su equipo bajo la excusa de que son muy negativos. Busca nuevos objetivos. Siempre hay un objetivo superior al que poder aspirar. La única forma de mantenerse en una posición de éxito es seguir aspirando a más.