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Carta 1: recordatorio

Es importante el tono de la misiva; cordial al principio, más severo y asertivo después. Usa expresiones claras, precisas y directas. Huye de las ambigüedades y apoya tu argumentación en ...

03/04/2009  Redacción EmprendedoresGestión

Es importante el tono de la misiva; cordial al principio, más severo y asertivo después. Usa expresiones claras, precisas y directas. Huye de las ambigüedades y apoya tu argumentación en alguna ley. El moroso debe percibir desde el primer momento tu firme compromiso con el cobro de la deuda. Y no olvides incluir en el escrito la cantidad adeudada, datos de contacto y formas de pago.

Empezaremos con un “estimado” o, en función de la proximidad, “apreciado”, pero evitemos, de momento, el más formal “Muy sr. Mío”. A continuación entraremos de lleno en el meollo del asunto.

En el segundo párrafo explicamos nuestro problema sin ambigüedad. Para ello hay que utilizar el tiempo presente y frases simples. Olvídate de poner coletillas del tipo de: “si no es mucha molestia” o “le agradeceríamos”. No debes adoptar nunca una actitud sumisa puesto que estás en tu derecho y es el otro quien está incumpliendo un acuerdo.

Los datos de la facturación que estamos reclamando no deben faltar nunca: cuanto más detallados sean, más fácil le será al interlocutor localizar la información de la que estamos hablando.

Se avanza que si no pagan en tiempo y forma procederemos a aplicar los intereses de demora. Incluye el número de cuenta o la forma de pago por si el problema viniese de no saber cuál es la vía para saldar el impago.

Es bueno poner algún teléfono, nombre y e-mail de contacto por si efectivamente nuestro interlocutor no está de acuerdo con algún punto mencionado anteriormente.

Descarga aquí la carta.

Redacción Emprendedores