1.-Pérdida de usuarios
Según las estadísticas, Facebook continúa siendo la red social que registra más usuarios a escala global, con “unos 2.271 millones de usuarios aproximadamente alrededor del mundo”, según Metricool . Según la misma fuente, le siguen en el orden de popularidad y usuarios Youtube (Google) e Instagram que habría alcanzado a comienzos de año los mil millones de usuarios en todo el mundo.
Sin embargo, pese a mantener el liderazgo, el problema es que la plataforma de Facebook lleva ya un tiempo perdiendo más que ganando usuarios diarios, ecuación que, hasta ahora, habían mantenido en equilibrio. Meta Platforms reconoció que en el último trimestre de 2021 la cifra de usuarios activos había disminuido a 1929 millones, uno menos que en el segundo. No es una caída vertiginosa, pero sí un cambio en la dirección de la curva.
A la fuga progresiva de usuarios hay que sumar el envejecimiento de los mismos, incapaces de frenar la competencia feroz que presentan alternativas como TikTok o, ya dentro de la casa, Instagram. No obstante, la diferencia entre estas dos últimas cada vez se estrecha más.
2.-Progresiva pérdida de la valoración de la compañía
Si la pérdida de usuarios es mala noticia, peor es su la constante caída de las acciones de la compañía en la bolsa. Según algunas fuentes, Meta acumula ya una caída cercana al 45% desde el máximo de septiembre en 2021 hasta lo que va de año en 2022. A comienzos del mes de febrero, y de la noche a la mañana, Meta pasó de valer 890.000 a 661.400 millones de dólares.
La caída deja a Meta Platforms Inc fuera del top 10 de las compañías globales más grandes por valor de mercado, pero también la deja cotizando en su nivel más bajo registrado. También el director ejecutivo, Zuckerberg, vio cómo su patrimonio personal se desplomaba unos 24.000 millones de dólares lo que le llevó a reconocer problemas serios con la competencia.
3.-Mala praxis continuada
Ninguna de estas noticias parecen augurar un buen futuro para el proyecto de Meta cuyo cambio de nombre se relacionó con una estratagema de Zuckerberg para limpiar la imagen emborronada de Facebook y los numerosos escándalos que le acompañan desde hace años.
Buena parte de los ingresos de Facebook van a parar al pago de multas multimillonarias que le llegan por todos los frentes. El primer gran batacazo llegó con el escándalo de la consultora británica Cambridge Analytica y la filtración de datos personales de los usuarios de Facebook con fines comerciales.
Ahora le ha llegado otro gran escándalo producto de otra filtración, esta vez procedente de Frances Haugen, una mujer de 37 años, ingeniera de datos y ex empleada de Facebook como gestora de productos en el equipo de integridad cívica. En una entrevista ofrecida en primicia por la cadena estadounidense CBS, Haugen dio pruebas de que Facebook puso repetidamente “el crecimiento de la empresa por encima de la seguridad” de sus usuarios.
Más adelante, la denunciante compartió miles de páginas de documentos internos de Facebook con el diario The Wall Street Journal, que publicó el material por partes en lo que bautizó como el caso de ‘Facebook Files’.
Entre otras cosas, en los documentos desclasificados se mostraba que los directivos de Facebook saben de los efectos nocivos del uso de las redes sociales para muchos de los usuarios más jóvenes; la contribución de la red a “fomentar la violencia étnica” o el trato diferente que dispensa la red conforme a la posición social y popularidad de los usuarios.
Obviamente, desde Facebook se alega que la filtración es engañosa y que la información que se aporta está sesgada, argumentos que cobrarían mayor credibilidad de no ser por los escándalos acumulados. Y es precisamente en la mala praxis continuada de las compañías donde emprendedores como Javier G. Recuenco encuentran un motivo de peso para una debacle corporativa.
4.-Dificultad para reclutar talento
Parece que la filosofía de los desarrolladores de la blockchain y del futuro metaverso no comulga con la ambición y la forma de proceder del fundador del imperio META por lo que le costaría reclutar el talento informático necesario para el desarrollo completo del universo inmersivo.
Al menos esa es la opinión de Antonio Comesaña Míguez, experto en blockchain y presidente de Agalbit, una asociación sin ánimo de lucro cuyos socios aspiran a fomentar el “poder disruptivo de la tecnología blockchain” e internet de las cosas (IoT).
No obstante, en contra de este argumento se puede objetar que para el fundador de Facebook nunca ha supuesto un problema principal que otras soluciones le tomen la delantera en materia innovación, algo que suele solucionar a golpe de talonario. Al menos así lo ha hizo con la adquisición de redes como Instagram, Whatsapp o Messanger integradas en el conglomerado de Meta Platforms. Con la red de origen chino TikTok, la que mas daño le hace ahora, no podrá sin embargo hacerse nunca dadas las normas de los reguladores de la competencia de EE.UU.
En cualquier caso, los profesionales de Silicon Valley ya no ven las instalaciones de Facebook como lugar de trabajo con el mismo interés que hace unos años.
5.-El metaverso todavía está lejos
Hablar de mundos soñados y de realidades imaginarias a futuro no es un discurso que atraiga demasiado a los inversores, ni siquiera a los estadounidenses. Piensan en el riesgo que supone el ingente desembolso miles de millones que necesita el desarrollo del mundo de los avatares para una respuesta todavía incierta y cuyo final está por ver.