En un escenario de malas noticias, ahí va una buena: no vamos a entrar en deflación (una caída generalizada de precios y prolongada en el tiempo que multiplica los efectos de una crisis) aunque el IPC esté por debajo del 0%. Al Gobierno y al Banco Central Europeo (BCE) les ha ocurrido lo que al pastor de la fábula clásica ¡Que viene el lobo! No porque termine llegando el lobo –en este caso la deflación–, sino porque cuando el pastor dice la verdad, de tanto jugar al despiste, nadie en el pueblo le cree ya.
Cuando el BCE y el Ministerio de Economía dicen que nos encontramos en un escenario de desinflación (bajada puntual de la inflación debido a una caída del precio del petróleo y de las materias primas), que no de deflación, no mienten. ¿Hay un riesgo real de entrar en deflación? ¿Por qué produce tanto miedo despertar a este fantasma? Averigüémoslo.
¿A qué se debe el actual proceso de descenso de la inflación en la economía española?
Para Gregorio Izquierdo, director de estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE) y profesor titular de Economía Aplicada de la UNED, “ahora mismo, nos encontramos en una situación de crisis económica que hace que la demanda y el consumo estén muy débiles, lo que provoca, como consecuencia, que los precios se moderen. Y como ha coincidido con una caída generalizada de los precios del petróleo y las materias primas, esto nos ha llevado a tasas ligeramente negativas de precios. Pero, puesto que se van a corregir estos precios, no se puede hablar de deflación como algunos, de manera alarmista, han señalado… y publicado”.
Entonces, ¿no es lo mismo desinflación que deflación?
No. Según argumenta Juan Carlos Martínez, profesor del área de Economía del Instituto de Empresa, “no es lo mismo una inflación negativa que una deflación. Ésta última es duradera en el tiempo y se posponen las decisiones de compra. A medio plazo, no es previsible que esto ocurra en España. Para empezar los precios de los servicios [luz, gas, agua, transporte…] crecen”.
Martínez, además, añade: “No hemos llegado todavía a situaciones en las que se vaya a posponer la compra. Y si fuese así, no sería por una previsión de que vayan a bajar los precios, sino por la actual incertidumbre económica. Cuesta mucho verlo a medio plazo”. Además, la inflación subyacente (ver gráfico) –que deja fuera los precios de alimentos no elaborados ni los precios energéticos– podría no bajar del 1,3% durante todo el año.
Pero, ¿no hay deflación en el mercado inmobiliario…?
“Sí. Hay deflación en el mercado de activos: en el sector inmobiliario y en el mercado financiero, que están ajustando precios a la baja debido a la crisis y a la contracción económica. Es una bajada de los precios de los activos cuya revalorización se apoya, en gran medida, en el crédito que ahora disfrutan. Pero de ahí a que asistamos a una caída intensa en el nivel general de precios y que, además, ésta bajada se sostenga en el tiempo con expectativas de que se mantenga…”, afirma Juan Carlos Martínez.
¿Es positivo para la economía una inflación tan baja?
“Que la inflación esté moderada, es una buena noticia para el conjunto de la economía española”, asegura Izquierdo. ¿Por qué? “Porque la inflación es uno de los peores enemigos del crecimiento económico, y el hecho de que se modere hace que el ajuste de la competitividad sea más fácil, al mismo tiempo posibilita la reducción de los tipos de interés en la zona euro y facilita la asignación eficiente de recursos”, continúa este experto.
Martínez refuerza este argumento: “A la economía española le viene bien esta situación. Necesitaba ajustar cantidades (volumen de producción) y precios para recuperar competitividad. Se trata de adaptarse a las nuevas circunstancias. Por primera vez tenemos una tasa de inflación por debajo de la Eurozona, y esto ayudará a recuperar competitividad. Hay que tener en cuenta que los precios han subido en exceso desde que entró en vigor el euro”. Pero no todo es positivo: “Lo bueno es la contención de precios, pero el problema está en que para compensarlo las empresas despiden empleados”.
¿Qué supone para una pyme moverse en la Zona Cero?
Izquierdo asegura que puede ayudar a una pequeña empresa a moderar sus costes laborales. ¿Cómo? “No aprobando subidas salariales por encima de la inflación”, explica. ¿Sólo eso? “También le va a ayudar a moderar aquellos costes que tengan referenciados a la inflación, como, por ejemplo, alquileres. Y que la inflación sea baja es un indicador de que el coste de los productos y servicios que pueden adquirir en el exterior se está moderando, y pueden renegociarlos”, prosigue.
“Es una situación que, bien gestionada, ayuda a hacer los ajustes que muchas empresas tenían que haber hecho hace tiempo”, puntualiza Valentí Pich Rosell, presidente del Consejo General de Economistas.
¿Y para los consumidores?
Sencillamente, les da un respiro. Por un lado, se benefician de la rebaja del Euribor. Por otro, en este escenario, los más ahorradores se benefician ahora de la bajada de precios. Rafael Doménech, economista–jefe de la unidad para España y Europa del SEE BBVA apunta: “La disminución de los tipos de interés del Banco Central Europeo, y su traslación a los tipos de mercado, ha supuesto una caída importante en la carga financiera que soportan las familias españolas. La reducción esperada en el pago de intereses supondría mayores recursos disponibles para las familias, que podrían superar los 12.000 millones de euros en 2009”.
“En tanto se confirmen las proyecciones de menor crecimiento en Europa y se consolide la reducción de la inflación en todo el continente, el Banco Central Europeo tenderá a mantener los tipos bajos durante 2009 y posiblemente en 2010”, continúa Doménech. Pues eso, un respiro. Eso sí, sólo si mantienes tu puesto de trabajo…