La economía sigue cayendo, pero, de repente, se han multiplicado las manifestaciones de optimismo. Ante la firme subida de las bolsas, la bajada de la prima de riesgo y la nueva confianza de los inversores en España, Mario Weiz, ex consejero del FMI, consultor de la Comisión Europea y profesor de ESIC, asegura que “el 2013 marcará el inicio del repunte y será el último año del ajuste”.
También los líderes europeos han pasado del escepticismo a la euforia contenida en menos de dos meses. El cambio de clima ha sido tan rápido que ha obligado a los gabinetes de estudios y think tanks económicos a rehacer rápidamente sus previsiones para no quedar descolgados de la tendencia.
Todo ha sido tán rápido que la prensa financiera internacional se ha visto cogida de sorpresa por este espectacular cambio. Hasta el Wall Street Journal se mostraba impresionado por el súbito interés de los inversores por las emisiones de bonos, altamente exitosas y baratas, de las grandes empresas del Ibex. Lo sucedido ha vuelto a mostrar que la economía sigue siendo básicamente psicología. Nada fundamental ha cambiado en dos meses, excepto la percepción de los mercados de que estamos acercándonos al final del túnel. Y de que el euro no desaparecerá. Así son las cosas ya que, según apunta Ofelia Marín-Lozano, directora de Economía del Círculo de Empresarios, “la confianza juega un papel fundamental en la solución de esta crisis”.
Tocar fondo
En este contexto, se espera que las economías de Europa, incluidas las del sur, toquen fondo este año y empiecen a repuntar en el tercer o cuarto trimestre, empujadas por las exportaciones, el aumento de la confianza de los consumidores y los empresarios y la esperada estabilización de los bancos. La economía española, asegura Gayle Allard, profesora de Economía de IE Business School, tiene bastantes cartas en la mano para adelantarse a la tendencia “ya que ha llevado a cabo su devaluación interna de modo más rápido, por ejemplo, que Italia”. Hará falta esperar hasta entrado el 2014 para que el crédito empiece a desatacarse y veamos cierta creación de empleo.
Aún cuando desde Bruselas están tratando de capitalizar a su favor este nuevo ambiente, entre los expertos existe un amplio consenso en que todo empezó a cambiar el día en que Mario Draghi decidió dar un paso al frente al asegurar su disposición a defender el euro por encima de todo. Esas palabras, denostadas en Alemania, y provocadas por el fuerte deterioro en España, fueron mágicas: alejaron a los especuladores y tranquilizaron a los inversores. Ya ni siquiera hizo falta que España pidiera la ayuda del BCE o del MEDE.
Quizá por eso ahora empieza a hablarse menos de ajuste y más de crecimiento. La austeridad seguirá, pero más relajada y más diluida en el tiempo. Mientras, todos cruzan las manos para que no surja de súbito una mala noticia en EE UU, Grecia o Italia, que enfríe de nuevo los ánimos y congele durante unos cuantos trimestres más la ansiada recuperación. Lo advierte el propio Oli Rehn, el comisario de Economía: “El sentimiento positivo aún puede cambiar fácilmente”. Una opinión con la que coincide Joaquín Trigo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE). “La caída de confianza fue tan brutal que no se elimina del todo en tan poco tiempo. Un error o un problema y puede volver”, señala.
Signos de recuperación
Cuando los inversores, sobre todo los institucionales (bancos, fondos de inversión y de pensiones, aseguradoras…) han decidido apostar sus cartas de nuevo en España es porque han perdido el miedo, o mejor dicho, vuelven a mostrarse cautamente confiados.
Las bolsas, disparadas. No han parado de subir desde los mínimos del pasado verano, en especial en Europa, donde estaban lastrados por la crisis. Entre junio y enero de este año, el CAC francés ganó un 25,7% y el Dax alemán un 29,5%. Hasta el Dow Jones, muy revalorizado, se encontró con fuerzas para trepar un 11,5% adicional. Pero la estrella fue el Ibex, que creció un 43,2% en apenas seis meses y medio. Y esto es importante, no sólo como señal, sino porque, dice Marín-Lozano, “el paso del Ibex del 8.000 al 10.000 supone un efecto riqueza positivo de unos 75.000 millones de euros, el 7% del PIB”.
La prima de riesgo, relajada. Esta, que mide el apetito o rechazo de los inversores a la deuda, ha caído en el caso de España, prácticamente a la mitad desde julio. En los 640 puntos entonces (un 7,5%), nuestro diferencial con el bono alemán a diez años se colocaba en enero en los 350 (un 5%). Este bendito desplome nos evitado la tan temida petición de rescate. Ah! Y un gigantesco ahorro para todos. “Una diferencia de 2,5% aplicada a toda la deuda española supone ahorrar 20.000 millones de euros en intereses”, subraya Marín-Lozano.
Regresan las emisiones de bonos. Más importante aún, explica Trigo, del IIEE, “es la sensación de confianza recuperada que transmite la caída de la prima, toda una señal de que se cree que el país logrará salir adelante“. Tan es así que hasta Telefónica, Popular y BBVA, que llevaban años sin poder acudir al mercado, se lanzaron a emitir bonos con tal fortuna que los inversores acudieron presurosos. En dos semanas de enero se colocaron 7.200 millones de euros. Telefónica colocó 1.500 millones en bonos a 10 años al 3,98%, ¡el tipo más bajo de su historia!
Mejora la confianza económica. Los indicadores de confianza de empresas y consumidores reflejan ese ambiente más optimista. Según la Comisión Europea, este indicador subió en diciembre 1,3 puntos hasta los 87 enteros, el segundo incremento consecutivo. En España aumentó hasta los 86,7, por cuarta vez consecutiva.
Las exportaciones siguen subiendo. Europa exporta cada vez más. También España, cuyas exportaciones han subido hasta octubre nada menos que un 39,7% con respecto al mismo período del 2009. Así que nuestra balanza comercial, casi “el único indicador de actividad que nos está dando alegrías”, según el profesor Josep Comajuncosa, de ESADE, está casi equilibrado, cuando en el 2008 sólo vendíamos el 67% de lo que comprábamos fuera.
La economía mundial va para arriba. Si las exportaciones crecen, pese a que Europa sigue parada, es porque somos más baratos y el resto del mundo sigue creciendo. EE UU, que bajó sus cifras de paro en el último año desde el 8,7% al 7,7%, crecerá este año, según el FMI, un 2,1%. Pero también los países emergentes, “cuyas perspectivas –apunta Weiz– son muy buenas”, estarán en condiciones de comprarnos más. China, que en 2012 creció sólo el 7,8%, lo hará este año al 8,2%. Lo mismo pasa con la India (pasará del 4,9% al 6%) y Brasil (del 1,5% al 4%)