1. Debes sentir que disfrutas y quieres ayudar a tu audiencia
«Si no estás interesado en el contenido de tu presentación ni te entusiasmas con él, ¿cómo esperas que importe a tu público?«, plantea Gonzalo Álvarez Marañón en su libro El arte de presentar (Gestión 2000). Para dar respuesta a esta pregunta recurre a los consejos de John C. Maxwell.
Según Maxwell, apunta este experto, «muestra a tu audiencia que en ese momento no hay otro lugar en el mundo en el que te gustaría estar más que allí con ellos. Comunícales tu deseo de aportarles valor. Recíprocamente, hazles saber cómo ellos o su organización te aportan valor a ti. Y déjales claro que el tiempo que pases con ellos allí es tu máxima prioridad ese día».
2. Trata al auditorio como una persona valiosa para ti
«Si consideras que tu mensaje y tú mismo sois más importantes que la audiencia, crearás una barrera inviisble que te impedirá conectar con ella», defienden Álvarez Marañón y Maxwell.
«Demuestra que la aprecias haciendo algo que estime especial: expresa tu consideración por los asistentes y por la ocasión en cuanto puedas; crea contenido único para cada públco; mira a cada miembro del auditorio como una persona valiosa para ti y para el resto; cuando termines, diles cuánto has disfrutado de su compañía», proponen estos expertos.
3. Deja claro que no eres perfecto
Maxwell advierte contra el peligro de querer aparentar perfección. «Si quieres impresionar a tu audiencia, háblale de tus éxitos; ahora bien, si quieres que se identifique contigo, háblale de tus fracasos», señala este experto.
«Para ser creíble no tienes que ser perfecto, debes estar dispuesto a admitir la imperfección. No te muestras como un dios, sino como una persona igual que tus oyentes», sugiere Álvarez Marañón.
4. Entabla una conversación
«El modelo de presentación tradicional reproduce el arquetipo del rey absolutista: el ponente omnisciente inalcanzable, subido al trono de su sabiduría infinita, que imparte conocimiento desde el estrado a una multitud de súbditos ignorantes que beben con temor reverencial sus palabras sin osar interrumpirlas ni cuestionarlas», explica Álvarez Marañón.
«Consigue que tus interlocutores se sientan más inteligentes, más confiados, con capacidad de dar lo mejor de sí mismos desplegando posibilidades que no sabían que tenían», propone Maxwell.
5. Consigue que tu audiencia crea en sí misma
«Tienes que creer en las personas ante las que hablas si quieres ayudarlas a cambiar, a realizar grandes obras. Trata a los demás no como las personas que son, sino como las personas que podrían llegar a ser y recibirán la inspiración para elevarse a la altura de las expectativas», escribe Álvarez Marañón, citando a Maxwell.
«Da lo mejor de ti mismo a la audiencia y ella podrá dar lo mejor de sí misma. En lugar de darle instrucciones sobre cómo actuar, inspírala para que desee actuar», concluye.