En pleno 2022, la sostenibilidad se ha convertido en una de las grandes reclamaciones del consumidor, de manera independiente al sector de actividad al que se enfoquen. En este contexto, algunas empresas están sufriendo los efectos del greenwashing, una técnica de marketing que ha producido graves crisis reputacionales y que jamás deberías poner en práctica en tu empresa.
El último ejemplo de las consecuencias del greenwashing afecta a DWS, la gestora de Deutsche Bank y una de las compañías financieras más importantes del mundo. Los efectos han sido desastrosos para la empresa, que ha perdido 1.700 millones de euros en Bolsa y ha visto como su CEO, Asoka Woehermann, terminaba dimitiendo a principios de junio.
¿En qué consiste el greenwashing que debes evitar como emprendedor?
El greenwashing es, por definición, una técnica que consiste en crear una imagen falsa de responsabilidad ecológica. Es decir, mostrar al consumidor una imagen de respeto por el medioambiente, mientras se realizan prácticas que nada tienen que ver con la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental.
El greenwashing es una práctica muy extendida entre las grandes empresas de alimentación, que en los últimos años han cambiado sus envases más característicos por otros de color verde; o las eléctricas, muchas de las cuales han comenzado a ofrecer “tarifas verdes” a pesar de seguir invirtiendo en energías fósiles o la nuclear.
En el caso de DWS, la gestora de Deutsche Bank ha sido acusada de engañar al consumidor a la hora de etiquetar algunos productos financieros como productos responsables con el medioambiente. Al parecer, la compañía inflaba las valoraciones de los criterios ASG, los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo que se tienen en cuenta a la hora de invertir en una empresa.
Sin duda, un engaño que encaja a la perfección con la definición de greenwashing, que se debe a la creciente demanda de productos y servicios sostenibles. Sin embargo, la legislación europea y española todavía es laxa sobre este tipo de prácticas, aunque los efectos pueden ser devastadores en el mercado, como muestra el ejemplo de DWS.
¿Cómo evitar el greenwashing en tu empresa?

Ante el evidente engaño que el greenwashing supone para los consumidores, se puede concluir que debes evitarlo a toda costa dentro de tu empresa. Sin embargo, las demandas del consumidor y los elevados costes que pueden suponer una transformación verde en tu compañía podrían tentarte. Por eso, te presentamos dos soluciones que podrías aplicar como emprendedor para pasarte a la “economía verde” de una manera real y efectiva, aunque existen muchas más…
Energía solar
La instalación de placas solares en las empresa es una de las soluciones que más crecen para hacer una transición ecológica real y evitar el greenwashing.En ello tiene que ver el desarrollo de la tecnología, así como que se trata de una energía renovable y limpia y que es la forma más barata de producir energía en los países con gran presencia de sol, como es el caso de España.
Además, el crecimiento de este sector en la actualidad permite a las empresas acceder a este tipo de instalaciones sin invertir un solo euro de su capital. Basta con suscribir un contrato de compraventa de energía eléctrica a largo plazo con un generador. Este proveedor es el propietario de la instalación de generación fotovoltaica y el que hace frente a la inversión inicial y a los gastos de operación y mantenimiento. A cambio, el generador se quedaría con el sobrante de la energía generada.
Organizar acciones reales y transparentes
La mayoría de los casos de greenwashing terminan siendo contraproducentes por la falta de transparencia de las acciones que organizan las empresas. Para luchar contra estas prácticas, soluciones como la de ReTree pueden ser muy interesantes. La startup busca que las empresas se involucren en la reforestación de los bosques, un problema que, dentro del entorno europeo, afecta especialmente a España por su riesgo de desertificación.
ReTree se encarga de hacer un seguimiento informando de los árboles plantados o de las toneladas de CO2 absorbidas, poniendo todos los parámetros reunidos al alcance del usuario final y de los empleados. La misión es que cada empresa tenga al final su propio bosque en una combinación de especies autóctonas que respeten también la biodiversidad.