Actuar rápidamente. Cuanto antes apliques las medidas ecológicas más posibilidades tienes de acogerte a las subvenciones y ayudas que están otorgando las instituciones nacionales e internacionales.
Reflexionar y equipararlo todo con lo que es una tonelada de CO2. Compararlo con lo que fue la norma ISO 9000 hace 15 años. La rentabilidad económica y de márketing que consiguieron las primeras empresas que aplicaron esta norma. Lo mismo sucede con las medioambientales, de cara a tus clientes financieros y a tus empleados.
Establecer un giro en la política medioambiental de 360 grados. Debes buscar la complicidad entre la empresa y los empleados, pero también con los proveedores y clientes. No vale con lo que los ingleses denominan Greenwash (lavado verde de cara) sino que tienes que ser coherente y sinceramente responsable.
Buscar siempre proveedores responsables que se hagan cargo de la reutilización de los residuos. En este sentido, nunca hay que ajustarse a la normativa legal sino siempre ir más allá, precisa Enrique Dans, profesor del IE.
Ponerte en manos de expertos que te ayuden a desarrollar ese modelo de oficina y te asesoren.