Juan Castillo, co-fundador de Guru Walk, lo tiene claro: “Es la mejor forma de financiación para los comienzos de una startup que necesita cantidades pequeñas, aunque también hay proyectos que piden hasta 15 millones de euros con notas. Pero no es lo normal”.
Esta herramienta de financiación, muy extendida en Estados Unidos, es todavía una desconocida para muchos emprendedores, a pesar de sus evidentes ventajas. Para que nos entendamos y resumiendo, hablamos de un tipo de préstamo a corto plazo que los inversores ofrecen a una startup a cambio de una parte de la compañía. Hasta ahí todo normal, pero la peculiaridad es que ese retorno y su cuantía no se determina hasta la primera ronda de financiación. Y lo que es más, la nota convertible figura como una deuda en el balance de la compañía y el inversor no recibe ningún tipo de acciones hasta que no se convierte a capital (normalmente en la siguiente ronda). Significa que, a diferencia de lo que sucede con otras fórmulas de financiación, hasta entonces no tendrá ningún derecho sobre la compañía.
Dinero más ágil
Otra de sus ventajas es la agilidad a la hora de disponer del dinero. “Una nota convertible se acuerda a través de un sencillo contrato en el que estableces unas cláusulas sobre el préstamo hasta que se convierta en capital. Da mucha flexibilidad y mucha agilidad en el proceso de conseguir financiación. En los procedimientos habituales, si necesitas 200.000 euros para una primera ronda, tienes esperar a tenerlo todo, cuando ya lo tienes vais a firmar al notario y sólo cuando todos depositan el dinero en la cuenta puedes usar el dinero. Eso te puede llevar seis meses, o más y puedes estar todo ese tiempo sin tener ese dinero disponible. Con las notas convertibles, alguien decide meter 10.000 euros en tu proyecto, haces un contrato a través del móvil y al día siguiente ya lo tienes disponible para seguir pagando sueldos, contratando gente, etc. Es mucho más ágil”, explica Juan Castillo, que observa, además, que esta forma de acordarlo ayuda a obtener financiación en los inicios: “Si estás en un encuentro con inversores y uno te dice que le gusta tu proyecto, en un momento lo tienes firmado. Puedes aprovechar que esa persona está en caliente y quiere meter el dinero. Es el día y la noche comparado con otras formas de inversión tradicionales”.
El valor de la compañía
“Con las notas convertibles no estamos obligados a hacer una valoración de la compañía. Se puede dejar sin definir y negociar otros parámetros como el máximo de valoración (cap) al que se convertirá la nota. Decir, por ejemplo, desde el cap, la máxima valoración a la que se convertirá esta nota será de 1,5 millones. ¿Qué la valoración después es de dos millones? Da igual, a esa persona nunca se le va a convertir a más de 1,5 millones que era su cap en el contrato”, continúa el cofundador de Guru Walk.
Premiar a los primeros inversores
La tercera particularidad de esta forma de inversión es la posibilidad de negociar con cada inversor lo que arriesga. O dicho de otra forma, premiar a los primeros inversores. “En una ronda tradicional dices: son 200.000 euros a una valoración de 800.000 euros pre money y un millón post money, pero es que igual alguien decidió invertir en ti seis meses antes, cuando no eras nada, y es el que más arriesgó. Con las notas es bastante común poner una clausula de descuentos en función del tiempo. Es decir, si desde que se hace la ampliación de capital, desde que se ingresa el dinero hasta que eso se convierte en capital pasan tres meses, a esa persona le hago un descuento sobre la valoración de un 5%, si pasan seis meses le hago un 10%, si pasan 9 meses un 15% y si pasan 12 meses o más un 20%. Por lo tanto, si alguien ha invertido antes, como ha arriesgado más, el precio al que convierte es más barato y es más justo para ellos porque arriesgaron antes. También así de alguna manera estás incentivando que la gente invierta antes y no se quede esperando, como sucede, a que otros inviertan”.
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