El Ministerio de Trabajo, los representantes sindicales y la patronal son las tres patas que forman para de las negociaciones para lo que se conoce ya como el futuro Estatuto del Becario. Se pretende con éste eliminar posibles abusos de las corporaciones con este tipo de contratos así como dignificar y dotar de sentido real a unas prácticas laborales concebidas, en origen, para formar a los futuros profesionales y favorecer su inserción laboral.
La primera Mesa del Diálogo Social encargada de abordar este tema arrancó el pasado mes de abril. Se trata de establecer por ley derechos de los que, en ocasiones, se ven privados los jóvenes en formación o en prácticas no laborales, tanto en empresas como en instituciones públicas, evitando así la precariedad y atajando posibles abusos en la contratación bajo la fórmula de los falsos becarios.
Aunque han surgido fricciones entre las partes negociadoras, algunas de las cláusulas del borrador que han trascendido hasta ahora establecen que los becarios no podrán trabajar por turnos ni de noche, tendrán derecho al disfrute proporcional de sus vacaciones, a los mismos descansos que el resto de sus compañeros, a recibir el importe que corresponda por los desplazamientos y, sobre todo, a ser tutorizados en el proceso formativo de las prácticas. No podrán tampoco exceder el 20% de la plantilla de la empresa.
Las fricciones
El derecho a percibir una remuneración por los servicios prestados es lo que echan de menos las organizaciones que representan a los estudiantes. De aquí el rechazo al borrador de organizaciones como la Confederación de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) donde critican, entre otras cosas, haber sido excluidos del Diálogo Social. Para justificar la negativa al proceso de negociación la CRUE emitió el pasado 18 de octubre un comunicado https://www.crue.org/2022/10/comunicado-negociacion-estatuto-del-becario/
Tampoco la CEOE termina de dar el visto bueno definitivo al borrador al entender excesiva la rigidez de las restricciones que se les imponen y desincentivar la contratación de más becarios. La última información publicada al respecto es que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, esperará a desbloquear las negociaciones con la patronal a que la CEOE celebre sus elecciones previstas para el 23 de noviembre.
En el supuesto de alcanzar un consenso entre las partes que intervienen en las negociaciones, el estatuto pasaría a ser revisado por parte de la Secretaría General Técnica del Ministerio antes de someterse a audiencia e información pública. Los pasos siguientes serían hacer una consulta a las Comunidades Autónomas, solicitar los informes preceptivos de los ministerios y remitirlo al Consejo Económico y Social. Finalmente pasará por la Comisión Delegada de Asuntos Económicos (CDGAE) y la Comisión General de Secretarios de Estado y de Subsecretarios (CGSEYS) antes de llegar al Consejo de Ministros para su aprobación definitiva.
¿Tienen sentido en la economía digital?
Es difícil saber el total de personas que trabajan en nuestro país con un contrato en prácticas, dado que no existe un censo oficial público, de la misma forma que tampoco se sabe el porcentaje de personas que, una vez superado satisfactoriamente el periodo de prácticas, pasan a formar parte de la plantilla laboral a pleno derecho.
El cálculo orientativo y tirando a optimista que ofrece Gary Mullan, CEO de la agencia de contratación de perfiles digitales Prosperity, es que entre un 30 y un 40% de los becarios acaban integrándose en la plantilla donde hacen las prácticas.
Puede que en el caso de los perfiles digitales así sea teniendo en cuenta la escasez de estos roles y la creciente demanda de los mismos. Pero teniendo en cuenta el hecho de que cada vez más empresas optan por formar a sus propios empleados en estas habilidades y que gran parte de ellos escapan al ámbito de la educación reglada, también esta podría ser la razón para renunciar al becario de toda la vida y apostar directamente por una persona con visos de permanencia en la empresa.