Estudiar, encontrar un trabajo fijo, formar una familia… Los cánones vitales de la sociedad están cambiando. Cada vez hay más personas que deciden -o se ven obligadas por sus condiciones económicas- a no tener hijos, los trabajadores pasan por varias empresas a lo largo de su vida laboral…
En este contexto, los empleados que no tienen hijos se quejan de que sus empresas les exigen más por tener menos cargas familiares. Es la principal conclusión a la que llega un reportaje de BBC, en el que se explica cómo algunas compañías prefieren echar mano de sus trabajadores sin hijos para hacer horas extra o trabajar un día festivo.
Además, los trabajadores sin descendencia consultados en el reportaje consideran que las empresas tienen más recelo con ellos a la hora de ascender u obtener un aumento porque sus superiores piensan que no lo necesitan si no tienen hijos que cuidar. Además, la concesión de horarios flexibles suele estar reservada a los empleados que tienen una familia con niños.
«Tener que ir al dentista nunca va a ser tan importante como que el hijo de alguien esté lastimado, lo entiendo. Pero puede molestarme que me hayan pedido que asuma la responsabilidad de otros en varios fines de semana cuando debería haber sido su turno de hacerlo”, explica un trabajador americano de 47 años que no ha tenido hijos.
Un problema que también afecta a las empresas españolas
En España, la maternidad y la paternidad son cada vez una opción menos elegida. Las condiciones económicas de las familias y la decisión personal son los principales motivos, aunque las empresas siguen prefiriendo conceder las excedencias y los horarios flexibles a los empleados que tienen hijos, sobre todo a las mujeres.
Así, según la última encuesta de Eurostat, España es el segundo país de la Unión Europea donde más tarde se tiene a los hijos, con una edad media por encima de los 31 años. Además, durante la última década la natalidad ha caído un 27,3% en el país, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por otro lado, según un estudio de Randstad, que utiliza datos correspondientes a 2020, los trabajadores más jóvenes -y, por tanto, los que no tienen hijos con mayor probabilidad- son los que más dificultades encuentran en sus empresas para mantener un horario flexible. En concreto, solo el 51,5% tiene la posibilidad, por el 68% de los trabajadores entre 25 y 45 años y el 71,8% de los empleados de más de 45 años.
Además, las diferencias en las empresas entre los trabajadores con hijos y los que no los tienen también es una cuestión de género. Así, según los datos del INE, las tasas de empleo de las mujeres de entre 25 y 49 años con hijos de entre 6 y 14 años son menores a las de las mujeres de la misma edad sin hijos. Por el contrario, los hombres con hijos tienen una tasa de empleo mayor que los que no los tienen.
Sin embargo, que las empresas concedan más facilidad para la conciliación a los trabajadores con hijos no es ninguna ilegalidad, al no tratarse de un colectivo discriminado o desprotegido. En este sentido, existen múltiples ejemplos de cómo las administraciones han ido intentando fomentar la natalidad, en ocasiones con ayudas directas de las que no han podido beneficiarse las personas que no tienen hijos.