Naila Hussain, investigadora de la Universidad inglesa de Salford, habló del efecto negativo de los pesticidas (cáncer, problemas de piel…) sobre las mujeres empleadas en las plantaciones de algodón de Pakistán y de las condiciones laborales de quienes trabajan para multinacionales de la industria del fútbol. Denunció que “en Pakistán las multinaciones no cumplen las mismas reglas de RSE que en su país de origen”.
La estudiante Tanja Poetscher, de la Universidad austriaca IMC Krems de Ciencias Aplicadas, presentó un proyecto de certificación sostenible, similar al certificado de calidad, para controlar la actividad de las empresas –sobre todo multinacionales del turismo, touroperadores, líneas aéreas, etc.– que operan en las Islas Galápagos, Ecuador.
Augusto Huéscar, consultor de THR, habló de las DMC (Destination Management Company) como una oportunidad de negocio. Explicó cómo la oferta de las DMC debe ser diseñada para la dream society, esto es, para el creciente número de consumidores que al viajar buscan experiencias y emociones que se puedan llevar a casa, y que valoran la RSE de las empresas que contratan.
Daniel Pérez, estudiante de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, presentó su investigación: La RSE como puente para el desarrollo de los países empobrecidos. Puso como ejemplo a la empresa canaria Global y su estrategia de RSE en Mauritania para fomentar el desarrollo de la sociedad local.
Finn Kydland, Premio Nobel de Economía en 2004 por su investigación sobre ciclos empresariales, presentó el trabajo Congruencia en la política y el crecimiento de las naciones, donde comparaba dos ejemplos de éxito y fracaso de política económica: Irlanda y Argentina.
Explicó la función de producción agregada: una fórmula matemática que relaciona los insumos de capital y mano de obra y el PIB y en la que se pone de relevancia que el cambio tecnológico es clave, tanto como el capital necesario para aprovecharlo.
En el último foro, Sam Daley-Harris, presidente de Results, habló de esta ONG que en 1997 organizó la Cumbre del Microcrédito en Washington y realizó una campaña para ayudar con estos productos financieros a 100 millones de las familias más pobres del mundo. Daley-Harris hizo hincapié en algo esencial:?sólo los infractores de las reglas pueden diseñar productos para erradicar la pobreza, como los microcréditos, que son radicalmente distintos a la oferta de las grandes entidades financieras.
Puso como ejemplos a dos creadores de bancos sociales: Muhammad Yunus –en 1976 fundó el Grameen Bank, en Bangladesh–, e Ingrid Munro, que creó el Jamii Bora, en Kenia, en 1999.
María Calvo, directora de Ashoka Emprendedores Sociales España, habló de los criterios que sigue la red internacional Ashoka: se invierte en personas que inicien proyectos con un impacto a gran escala, replicable en otros países y que tengan como objetivo cambiar el mundo.