Después de Silicon Valley, Israel ocupa el segundo puesto en el ranking mundial en cuanto a ecosistema emprendedor. Más de 100 empresas listadas en el NASDAQ y más de 5.000 startups resgitradas le han servido para hacerse con el sobrenombre de la ‘startup nation’ por excelencia. Pero que se relacione todo esto con las Fuerzas de Defensa del país es lo que incomoda a sus emprendedores, empeñados en desterrar esta leyenda urbana.
Mark Eric Kavelaars, CEO de Swanlaab Venture Factory, un fondo de capital riesgo respaldado por el principal grupo de capital de riesgo israelí, Giza Venture Capital, desmiente también esta creencia. En su opinión, son dos las claves principales que han hecho de Israel un país de referencia para los emprendedores:
1.- Hacer de la necesidad virtud
Es un país pequeño (cerca de 9 millones de habitantes), en mitad del desierto, con pocos recursos naturales y unos vecinos fronterizos poco amigables. Solventar todas esas carencias que, por defecto, arrastra Israel es lo que condujo a sus gobernantes a destinar grandes inversiones a la ciencia y la tecnología, inicialmente en busca de la propia supervivencia del país. Para afrontar la aridez de sus tierras, desarrollaron tecnología agrícola avanzada con sistemas de regadío bajos en consumo de agua. Para compensar la pobreza de su sector primario, impulsaron otras industrias como la electrónica, la farmacéutica o, con especial empeño, la aeroespacial.
Para obtener la financiación necesaria se creó el Yozma en los años 90. Se trataba de un programa diseñado por el Gobierno israelí para atraer fondos extranjeros de capital riesgo con ayudas fiscales y el compromiso de duplicar su inversión con fondos de la Administración. Esta fue la base de lo que hoy es uno de los ecosistemas de innovación más envidiados del mundo y uno de los ciertos en cuanto a intervención pública. La internacionalización de las empresas para superar un mercado muy limitado geográficamente forma también parte de su ADN emprendedor.
2.- Un servicio militar provechoso
La otra clave que apunta Kavelaars es el modelo de servicio militar que prestan todos los ciudadanos israelíes de forma obligatoria, tres años los hombres y dos las mujeres, tiempo suficiente para estrechar lazos y generar redes de contacto. Están también las llamadas reservas que obligan a todos los ciudadanos a repetir anualmente procesos de instrucción durante unas semanas para mantenerlos en situación de alerta.
Pero no se trata solo de cumplir órdenes. Además de instrucción militar, los ciudadanos son formados en otras habilidades estratégicas útiles para toda la vida. Entre estas se encuentran la toma rápida de decisiones, la asunción del riesgo, el desarrollo de estrategias ágiles, liderazgo, conquista de objetivos, autonomía o adaptación a las adversidades. Valores todos ellos muy preciados entre la clase emprendedora y que permitirían a una inmensa mayoría de los que se han cumplido el servicio militar, con poca formación más, salir capacitado para montar una startup. Se suma a ello una burocracia leve y unas universidades posicionadas entre las mejores del mundo.