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Iniciativa emprendedora para atrapar dióxido de carbono en un cementerio marino y luchar así contra el cambio climático

El mar del Norte alojará un cementerio marino de dióxido de carbono, aprovechando un pozo petrolífero agotado. El objetivo es doble: asegurar el empleo y luchar contra el cambio climático.

09/06/2023  David RamosGestión

El dióxido de carbono es el principal gas de efecto invernadero emitido a la atmósfera como consecuencia de la actividad humana. Y como es bien sabido, dichos gases son los causantes del calentamiento global y del cambio climático.

Naciones Unidas advierte que las emisiones mundiales de dióxido de carbono marcaron su registro más alto en 2021, superando los 36.000 millones de toneladas. Así pues, aunque la naturaleza es capaz de captar y transformar este gas, hace tiempo que su capacidad de absorción se vio superada, por lo que se están buscando otras fórmulas.

En este artículo publicado en EMPRENDEDORES hablábamos de Absorved, una empresa española que propone la instalación de biorreactores que capturen el dióxido de carbono en la fuente de emisiones, con el fin de aprovecharlo para ser convertido en biocombustible. Por ejemplo, sugiere que se podría instalar en los ventiladores de los túneles de la M-30 madrileña, que es un gran embudo que produce dióxido de carbono de manera ininterrumpida.

La propuesta que nos llega de Dinamarca busca otra solución. En este caso, se basa en el almacenamiento del gas en el subsuelo marino. Según explica Cinco Días, la química británica Ineos y la alemana Wintershall Dea —subsidiaria de Basf—, han conseguido atrapar el dióxido de carbono producido en la planta de óxido de etileno Ineos tiene en Bélgica, licuándolo y transportándolo en barco por el mar del Norte para almacenarlo a 1.800 metros de profundidad, en un yacimiento petrolífero agotado de dicha compañía en Dinamarca.

Se trata de un claro ejemplo de reconversión industrial, ya que supone abandonar la extracción de un combustible fósil como el petróleo para inyectar dióxido de carbono, contribuyendo así a luchar contra el calentamiento global y el cambio climático. De paso, manteniendo el pozo con actividad se asegura el mantenimiento de un buen número de empleos.

El almacén submarino iniciará operaciones en 2024. El consorcio que lo gestiona espera almacenar hasta 1,5 millones de toneladas de dióxido de carbono al año a finales de 2026, aumentando esta cantidad hasta los 8 millones anuales a partir de 2030, tal y como señala Cinco Días.

Si se alcanza dicho volumen, supondría el 40% del objetivo total de reducción de emisiones del gobierno danés para 2030, fijado en el 70%, según indicaba elDiario.es. Asimismo, será esencial para cumplir con su objetivo de neutralizar sus emisiones netas en 2045.

Además, el Dinamarca ha anunciado que hará una importante inversión en ayudas para promover proyectos como éste. No en vano, calcula que el potencial de almacenamiento de dióxido de carbono en su subsuelo podría alcanzar las 22 gigatoneladas, lo que supondría una cantidad equivalente a 700 años de las emisiones actuales de este gas en Dinamarca, según el Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia.

Se trata del primer cementerio de carbono transfronterizo de Europa y es fruto de la colaboración público-privado, ya que el proyecto ha recibido 29 millones de euros del Gobierno danés. La inversión total que ha supuesto no ha sido desvelada.

En sus comienzos, el cementerio marino atenderá sólo la demanda de Dinamarca, pero el objetivo es que se convierta en un hub de almacenamiento de dióxido de carbono para toda el área del mar del Norte, según informó Brian Gilvary, presidente de Ineos Energy, a Cinco Días. Aunque para eso será preciso el desarrollo de un marco legislativo europeo que regule el transporte y exportación de este gas.

Según los expertos del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) de Naciones Unidas, esta técnica de almacenamiento geológico del dióxido de carbono podría llegar a dar cabida a 1.000 gigatoneladas de este gas, lo que superaría la capacidad de almacenamiento necesario hasta 2100 para limitar el calentamiento global a 1,5°C. No obstante, reconocen que la disponibilidad regional de almacenamiento geológico podría limitar dicha capacidad.