Subvenciones y financiación. Las spin off de las universidades pueden optar a subvenciones para su inicio de actividad. Incluso algunas universidades están desarrollando herramientas propias de financiación. Este es el caso de la USC, que ha promovido Uniban (University Business Angels Network), la primera red de business angels o inversores particulares impulsada por la Universidad pública española; Unirisco, la primera sociedad de capital riesgo universitaria autorizada por la CNMV; o Uninvest, una sociedad gestora de entidades de capital riesgo.
Acceso a infraestructuras y locales. Las empresas pueden utilizar las infraestructuras de la universidad mediante un alquiler o un canon, de manera que pueden empezar a operar sin realizar un importante desembolso. Igualmente, las incubadoras y viveros facilitan locales al inicio y hasta que la empresa decida su traslado.
Entrada a parques tecnológicos. Un paso más respecto a lo anterior es la posibilidad de entrar en los parques tecnológicos promovidos por las universidades, accediendo así a ámbitos científicos que favorecen la colaboración, el contacto con otras compañías y sus clientes…
Apoyo con los servicios. Algunas universidades gestionan la contratación de servicios corporativos. Así se consiguen mejores precios y la certeza de trabajar con alguien de confianza.
El mejor personal cualificado, al alcance. Una buena relación con la universidad se puede concretar en el acceso a personal cualificado, ya que la institución suele remitir siempre a los alumnos más brillantes.
Tecnología ya desarrollada. La spin off sale al mercado con una tecnología probada, por lo que se evita el riesgo de invertir en un proceso o producto desde el principio sin saber con certeza si podrá concretarse.
¿Qué hay que mejorar?
Pese a las ventajas de las que disfrutan las spin off, aún hay aspectos que se podrían mejorar.
Créditos blandos y fondos de inversión ad hoc.“Se echan en falta ayudas como créditos blandos a largo plazo, orientados a empresas de base tecnológica (EBT), que permitan financiar el gasto circulante para poder crecer en el desarrollo y comercialización de productos”, apunta Javier Martí, presidente y fundador de Das Photonics. Y Daniel Roig, gerente de Albatros, añade que “sería interesante la existencia de fondos de inversión adaptados a las necesidades de este tipo de pequeñas empresas en sus estadios iniciales”.
Titularidad intelectual e industrial. Roig subraya la existencia de problemas para obtener financiación si la patente está licenciada por un tiempo determinado y no es propiedad de la empresa, que es lo más habitual.
Mejorar la gestión de la investigación. Como señala Fernando Barrera, “en la mayoría de las universidades falta un buen protocolo o sistema de gestión de la investigación que detecte las ideas en su fase inicial y pueda evaluar su potencia y necesidad de protección de la tecnología, entre otros aspectos, antes de la publicación de los resultados”, por lo que tienen especial relevancia las Oficinas de Transferencia de Tecnología (OTRI).