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Los oficios tradicionales se convierten en emprendedores

Algo huele a emprendimiento en el mundo de los sectores tradicionales. Artesanos, agricultores, ganaderos, electricistas, fontaneros, carpinteros, pescadores… Cada vez más el profesional de oficio empieza a asumir el papel ...

04/05/2016  Isabel García MéndezCrea tu empresa

Poco queda ya de aquellos pescadores que contaban las millas por los cigarrillos que se fumaban o de aquellos carpinteros, ebanistas o artesanos que trabajaban casi con las herramientas de los tiempos de San José. Hoy raro es el barco que no tiene un sistema GPS o el taller que no cuenta con una cortadora láser. Y de las ganaderías de hace 50 años a las de ahora sólo se mantienen las vacas… La profesionalización está llegando a todos estos sectores, por lo que no estaría de más poner en práctica hábitos profesionales para ser mucho más eficientes (pincha aquí)

Tampoco es raro ver comercios electrónicos que ofrecen desde tomates a mariscos o carnes, grandes franquicias de la reparación del calzado o de la ropa, pequeños talleres artesanos con las últimas tecnologías o drones con software para controlar la calidad del terreno. Son los nuevos artesanos y oficiales que empiezan a funcionar cada vez más con la mentalidad del emprendedor de su oficio. En este cambio han jugado un papel importante estos cuatro aspectos:

Juventud manda. Bien porque se produce el relevo a las siguientes generaciones bien porque acuciados por el desempleo y la inestabilidad laboral de las ciudades muchos jóvenes han optado por retornar a los oficios y al sector primario, lo cierto es que en todos los sectores analizados se ha producido en los últimos años un repunte de profesionales menores de 30 años, que aportan una mentalidad más emprendedora y digital.

Nuevas tecnologías. A día de hoy, pocos son los negocios que no tienen ordenador o que carecen de conexión a Internet y la penetración del smartphone es masiva. Como recuerda Juan Merino, presidente de Ceaje, “la tecnología llegó hace unos seis años, pero para quedarse. Empezó siendo un nuevo escenario para generar redes y se ha convertido en un vehículo de expansión para el negocio, generando un boom de marketing antes nunca visto, de manera que los profesionales llegan a cualquier público con un clic”. Esto ha provocado, “que cambie el modelo de negocio: de sembrar y vender han pasado a sembrar, recolectar, empaquetar, promocionar y vender”, apunta.

Crisis vs oportunidad. Es el tercer elemento en juego que ha sido crucial para este cambio de mentalidad. En el caso de los oficios, por ejemplo, porque ha obligado a muchas de las empresas a reconvertirse en proyectos más integrales. Es decir, ya no son fontaneros, ahora son instaladores y climatizadores. Ya no son electricistas, ahora son asesores de eficiencia energética, por ejemplo. En el caso del sector primario, la crisis ha obligado también a reducir el tamaño de las explotaciones y a buscar nuevos mercados o nuevas vías y canales de comercialización.

Formación específica. En todos los sectores analizados se está apostando por formación específica a través de las asociaciones sectoriales, plataformas empresariales, cámaras de comercio, consejerías… Esto está creando colectivos profesionales más preparados técnicamente. A esta formación técnica se suma también la proliferación de talleres en formación empresarial, de gestión y marketing.

Obstáculos claros

Con todo, hay unas barreras a la profesionalización:

Falta de financiación. Es el gran freno a la implantación de desarrollos, avances, técnicas y tecnologías que permitan la profesionalización de estos colectivos. Esta ausencia de financiación externa, general a todas las pymes, es mucho más sangrante en el caso de las micropymes y los autónomos, mayoritarios en estos sectores tradicionales.

Intrusismo y economía sumergida. La mayoría de estos grupos se han visto perjudicados por la presencia de mucho trabajador ilegal o que no se ve sometido a las mismas regulaciones y normativas, lo que provoca una competencia desleal. Junto a ello, son sectores en los que todavía hay mucha economía sumergida.

Reticencias culturales. Son grupos profesionales con un alto componente vocacional o, como mínimo, tradicional, por lo que el concepto de emprendimiento, empresa o profesionalización muy a menudo chirría con su propia naturaleza. Hay, además, “mucha tendencia a seguir considerándose del sector primario y por tanto susceptibles de recibir ayudas y subvenciones, en lugar de plantearse que son empresarios y que su negocio puede y debe ser tan competitivo”, señala Javier Garat, secretario general de la Confederación Española de Pesca (Cepesca).

Radiografía de un sector muy heterogéneo

A pesar de ser un grupo de sectores muy variopinto, podríamos decir que, en general, abundan las micropymes, de menos de 10 empleados, aunque con la crisis el tamaño medio de la empresa se ha reducido a tres o menos, un tipo de empresa que representa el 86,8% del total, según el Análisis sectorial de implantación de las TIC en la pyme española, del Ontsi. La penetración de las nuevas tecnologías ha jugado un papel importante en la profesionalización de estos colectivos.

Según el citado informe, el porcentaje de empresas con menos de 10 empleados que utiliza ordenador en su actividad alcanzó ya el 74,1% en una evolución que ha experimentado un crecimiento casi de 13 puntos porcentuales desde el 2009. Ahora bien, sólo el 7% de las empresas de menos de 10 empleados tiene trabajadores que se conectan externamente a la empresa a través de sistemas TIC.

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Isabel García Méndez