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3 preguntas que no te planteas cuando das vueltas a tu proyecto

Te has parado a pensar, por ejemplo, qué vas a hacer si todo sale mal demasiado pronto...

23/10/2017  Redacción EmprendedoresCrea tu empresa

1. ¿Es una idea que tiene capacidad de evolucionar? Tenemos que estar seguros de que nuestro negocio puede seguir siendo rentable si las circunstancias cambian y buscar todas las posibilidades de obtener dinero. Un ejemplo: queremos montar una tienda de revelado fotográfico. Y ¿qué pasaría si en unos años los consumidores dejan de acudir a estos comercios porque gestionan sus revelados a través de Internet? Pues que yo debería anticiparme a esa posibilidad creando una página web que ofreciera el servicio de revelado on line. ¿Y si cambian los gustos y la fotografía se pone de moda como elemento decorativo? Pues que yo tendría que complementar mi oferta ofreciendo la posibilidad de revelar fotografías en artículos como lámparas, cabeceros de cama… En definitiva, debemos asegurarnos de que nuestra idea de negocio no se va a agotar como una moda pasajera.

2. ¿Es verdaderamente el momento más adecuado para lanzar mi idea? Lo mejor es montar la empresa haciéndola coincidir en el tiempo con tendencias favorables. Por ejemplo, la gente está más sensibilizada con la educación de los niños que hace años y, por tanto, quizá sea un buen momento para poner en marcha una empresa de apoyo educativo a domicilio. Si, además, el Gobierno realiza un cambio legislativo que favorece o ayuda a la educación complementaria, aumentaría enormemente la demanda del servicio anterior y las posibilidades de éxito de la empresa. Tampoco hay que despreciar la importancia de la suerte: Es uno de los factores que más puede influir en el éxito o fracaso de un negocio. Desgraciadamente, la suerte también puede volverse en tu contra.

El análisis del momento de lanzamiento también debes tenerlo muy en cuenta si importas una idea de negocio de éxito en otro país: Una de las fuentes más importantes y habituales de innovación empresarial es la traslación, es decir, la implantación en un nuevo mercado de un producto o servicio que funciona en un determinado lugar del espacio tiempo. Pero esto no siempre garantiza que se vayan a obtener clientes (quizá el mercado no está preparado, o el negocio tiene restricciones legales, o la idea no encaja con las tendencias de consumo…).

3. ¿Cuáles son mis alternativas en el caso de que el negocio no funcione? Pongámonos en lo peor: tu oficina se ha convertido en el ático de 13 Rue del Percebe y las deudas se te acumulan. Necesitas un plan B. En realidad necesitas un plan B, un plan C, un plan D… La primera opción será intentar reconducir la situación. Trata de que tus proveedores amplíen tus plazos de pago (quizá puedas convencerlos enseñándoles tu lista de pedidos futuros), solicita un préstamo (aunque eso aumentará inmediatamente tus gastos mensuales, quizá sea la inyección económica que necesitas para calmar a tus acreedores y recuperar tu posición), trata de ajustar al máximo los gastos fijos de tu empresa (por ejemplo, establecerte en un centro de negocios es bastante más barato y eficiente que el mero alquiler de oficinas). Si las cosas no funcionan, puedes intentar vender tu negocio. Una empresa con pérdidas no suele ser la más apetecible para los inversores pero puede haber aspectos de tu negocio que reclamen su atención: por ejemplo, tu cartera de clientes, tu red de colaboradores, tus patentes o desarrollos, tus bienes…

En cualquier caso, intenta evitar estas situaciones tan desagradables anticipándote a las dificultades y conservando siempre un fondo de maniobra por si llegan las épocas de vacas flacas. Sabemos que esta capacidad de previsión no suele ser habitual en el arranque de los negocios, cuando los emprendedores suelen invertir más de lo que deben. Pero recuerda que puede ser tu salvación en el momento menos esperado.

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Redacción Emprendedores