1. La teoría de los cinco minutos
“Cuando elaboras tu plan financiero, conviene que mensualices los dos primeros años, sobre todo el flujo de caja para saber cuánto y cuándo hace falta en cada momento. Pero una cosa es hacer el plan financiero anual y otro, muy distinto, preparar las rondas de financiación. Son dos cosas distintas. Los emprendedores que preparan las rondas de financiación por año natural se equivocan. Las rondas de financiación se tienen que plantear por hito conseguido. Si para tener éxito con tu proyecto tienes que cumplir tres hitos, sería una casualidad que el primer hito coincidiera con el año uno, el hito dos con el año dos… Es difícil que coincidan con el año natural”, plantea Antonio Manzanera, autor del libro ‘Finanzas para emprendedores’ (Deusto).
“Si buscas dinero cinco minutos después de conseguir un hito, el dinero lo vas a conseguir más fácilmente y mucho más barato que cinco minutos antes. Si tú pides dinero únicamente para no entrar en insolvencia, siempre vas a tener dinero en caja, pero a lo mejor estás pagando más de lo que deberías”, añade este experto.
“Para un inversor que un negocio genere caja desde antes no es sólo bueno porque genere caja, que suele ser pequeña, sino porque el hecho de que un negocio genere caja antes, demuestra que se va a conseguir más dinero”, sigue.
2. ¿Necesitas tanto?
“Muchas veces los emprendedores calculan mal el dinero que necesitan. Te piden 200.000 euros, pero luego miras su flujo de tesorería y ves qué necesitan más… o menos. Esto se produce porque lo calculan sumando las inversiones que tienen que hacer o sumando los costes… y no lo hacen desde el estado de tesorería, que es el que te marca las necesidades de financiación”, apunta el experto Dionisio Txaparro.
3. Analiza tu burn rate
“El burn rate hace referencia al ritmo al que una empresa consume dinero para desarrollar sus actividades ordinarias. Y hay formas poco razonables de sufrir un burn rate elevado. Hay fórmulas para variabilizar los costes de tal manera que se consuman recursos en la medida en que ese consumo esté destinado a la petición de un cliente. El ejemplo más claro es la subcontratación. Piensa en una empresa de servicios tecnológicos que precisa emplear ingenieros muy especializados y consumibles de elevado coste”. El burn rate de los salarios de los ingenieros hay que soportarlo con independencia del volumen de trabajo”, concluye Manzanera.