Debes poner el foco en la definición de quién es tu cliente final. Intenta incluso dibujar y darle un nombre. Un buen ejercicio es que todo el equipo que está trabajando en el plan de negocio dedique a definir cómo es un día en la vida del modelo de persona que va a ser su cliente final y se le dé un nombre propio (Juan, Ana, María, etc.). A lo largo del día se le van poniendo todas las características. Y así, al final del día se pueda definir a tu cliente como que ‘Juan es un chico de X años, que le gusta X y hace X, etc. ¿Por qué te interesa hacer un retrato robot? Porque tener muy definido a tu cliente te facilita que tu modelo de negocio tenga foco.
«Este método puede ser utilizado para agrupar observaciones interesantes en un personaje específico, reconocible. Los equipos a veces se centran en lo periférico (no esencial) de las características de un número de usuarios potenciales y creando este perfil, el equipo puede centrar la atención en las características más destacadas y relevantes del usuario al que desean dirigirse. Crear un perfil puede ser una gran manera de crear un «conejillo de indias» para que el equipo avance», explica Tim Brown, padre del Design Thinking y CEO de la consultora IDEO en la guía Bootleg Bootcamp.
¿Cómo utilizar este método? «Un retrato robot es un método de síntesis por el que el equipo crea un personaje de (semi-)ficción que encarna las observaciones humanas que el equipo ha realizado en el trabajo de campo. Estos pueden incluir características típicas, tendencias y otros patrones que el equipo haya identificado en su grupo de usuarios durante el trabajo de campo. Con el fin de crear un perfil, el equipo necesita haber deshecho sus observaciones de campo y haber saturado el espacio del equipo (haber pasado por las etapas anteriores)», explica.
«Una vez hecho esto, el equipo debe estudiar a los usuarios individuales que se encontraron en el campo para identificar las dimensiones relevantes de convergencia y/o complementariedad – estas dimensiones podrían ser información demográfica, inclinaciones y hábitos extraños, o fuentes de motivación, por citar sólo unas pocas. Tras haber identificado varias dimensiones de elementos comunes, crea una lista con estas características; si hay alguna dimensión de complementariedad (aquellas que no pueden ser compartidas por todos los usuarios, pero son interesantes para el equipo y no necesariamente excluyentes entre sí), el equipo debe añadir estas también», propone este experto.
«Por último, ponle un nombre a tu personaje y asegúrate de que cada miembro del equipo lo acepta y se corresponde con las características que han detectado», concluye.