¿Aspiramos a salir fuera? Es una duda lógica cuando se piensa en un negocio por Internet. A priori, lo recomendable es tener ambición. “Montar un proyecto para el exterior es casi tan sencillo o más que estar en el mercado nacional. Es muy interesante salir fuera con productos de fabricación española. De este modo somos muy competitivos, ya que eliminamos exportador, importador, distribuidor… Por ejemplo, basta con aumentar en unos 25 euros el envío a países como Francia, Holanda, Luxemburgo, Bélgica…”, aconseja Isabal.
Esta facilidad para vender en el extranjero amplía las oportunidades de negocio a mercados ya saturados dentro de nuestras fronteras. ¿Una muestra?: la venta de jamón y productos delicatessen. Así, un nuevo comercio que quiera vender este tipo de artículos, como es el caso de www.pernil181.com, puede enfocarse desde el primer día al mercado europeo (ellos, de momento, se van a centrar en Francia), donde sí pueden ofrecer un producto diferenciado.
La adaptación de la plataforma a los diferentes idiomas no tiene por qué ser un problema. Muchas ya están preparadas para su traducción a distintos países. Detectan automáticamente de qué país procede el usuario y le muestran la tienda en su idioma, los productos que se hayan asignado para vender allí, los precios adaptados a ese mercado y el coste derivado del transporte y logística.
De empresa a empresa
Lo único que cambia es que el cliente final es una empresa. Y a veces Internet servirá más como parte de tu estrategia comercial para dar a conocer la oferta, que como método para cerrar la venta final. Dependerá del tipo de negocio.
“Otra diferencia es el menor volumen de clientes, pero con unas rentabilidades mucho mayores generalmente que en B2C. Si tu comercio vende instalaciones de boxes de lavado de vehículos, puedes cerrar un proyecto por valor de 70.000 euros. Y seguramente, en muchos casos, tendrás que adaptar la
oferta a las peticiones del cliente. Es un servicio más personalizado”, apunta Pepe Isabal.