Eneko Knörr considera que es una cosa imprescindible, pero debería ir al margen del plan. “Por regla general, no se suele hacer, porque al principio todos se llevan fenomenal. No tener escritas las responsabilidades de cada uno, las obligaciones, los derechos, ¿qué hacer si pasa una cosa u otra?, etc., dan lugar a discusiones que terminan con serios problemas entre los socios y la empresa. Las últimas que he conocido que han cerrado ha sido por problemas entre los socios más que por el negocio en sí”.
En el caso de Citiservi, por ejemplo, son tres socios: “Hicimos un pacto en el que nos comprometíamos a determinadas obligaciones (de no competencia, de estar dedicados en exclusiva al proyecto, etc.). Luego hemos ido ampliándolo a medida que entraban los inversores”, recuerda Jesús Lasso.
“Empezamos a partes iguales. Y nos replanteamos el pacto con la entrada de nuestro socio inversor. Y ahora, que estamos negociando con una marca para integrarla al negocio, antes de hablar ¿cómo lo vamos a hacer?, estamos trabajando en establecer ¿qué aporta cada uno?, ¿cómo repercutirán en la empresa los ingresos?, ¿cómo se reparten los beneficios?, etc. Es lo más incómodo que te puedas encontrar, pero evita problemas futuros y anticipa soluciones a los que puedan surgir. Hacerlo restrospectivamente es muy difícil”, señala Arús.
“Un inversor quiere saber cuántos promotores hay en la empresa y que haya un alineamiento de objetivos entre los socios”, concluye Baró, de Barcelona Activa.
¿QUÉ TIPO DE EMPRESA QUIERES?
Si nos ponemos estrictos, el pacto de socios no es un tema que deba abordarse en el plan, pero eso no quiere decir que no sea necesario tratarlo en los primeros meses de la actividad de la empresa, e incluso, con anterioridad a la puesta en marcha, porque cada vez son más exigidos por potenciales socios. Sin entrar a discutir si toca o no, desde Emprendedores defendemos la idea de que las empresas que se han puesto en marcha entre socios, deberían realizar un ejercicio previo de análisis y reflexión sobre la necesidad de contar con un pacto de socios.
“Es difícil gestionar bien una empresa si los socios no tienen las cosas claras y desconocen cuáles son las intenciones, necesidades y expectativas de cada uno. Y eso puede generar problemas, ya que si cada uno persigue unos intereses diferentes es muy difícil de compaginar. Antes incluso del pacto de socios, la pregunta que se debería hacer cada uno es: ¿Qué tipo de empresa estoy pensando crear? Porque si cada uno piensa diferente, habrá problemas. Deberían estar de acuerdo en la empresa que crearán”, advierte Pepe Ruiz, de la Universidad de Cádiz.
Muchas veces, se da por hecho –sostiene este experto– que todos persiguen lo mismo y no es así. “Unos emprenden para no tener jefe y obtener un flujo de salario similar a si estuvieran empleados, una especie de empresa de supervivencia. Otros quieren cambiar de vida porque están cansados de trabajar para otros. Y algunos, además, quieren cambiar la vida de los demás”. Luego, deberían preguntarse: ¿Qué objetivos persigo? y ¿qué pasa si esto fracasa o si nos quieren comprar? Eso hay que tenerlo claro a priori, mucho antes de definir el balance previsional o el flujo de tesorería”, apunta Ruiz.