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Los momentos de incertidumbre son buenos para emprender

en momentos de incertidumbre como el actual, sigue existiendo emprendedores que se atreven a abrir empresas, Y además, el tiempo demuestra que era un buen momento para emprender.

02/03/2023  Fernando MonteroCrea tu empresa

En un contexto económico como el actual, con una clara incertidumbre sobre la evolución futura de la economía, tensiones geopolíticas, problemas en las cadenas de abastecimiento, volatilidad en los precios de la energía, un prolongado período de inflación, un escenario de subidas de los tipos de interés y unas previsiones de reducción del consumo en muchas de las economías de todo el mundo, lo lógico sería suponer que pocos emprendedores se van a animar a iniciar nuevos proyectos. Sin embargo, la realidad nos muestra cómo, en momentos de incertidumbre como el actual, sigue existiendo emprendedores que se atreven a abrir empresas, Y además, el tiempo demuestra que era un buen momento para emprender.

Valientes y visionarios

La palabra ‘crisis’ proviene del griego Krísis (κρίσις – decisión) y del verbo Krino (κρίνω – decidir, separar, juzgar). Esta palabra suele tener una connotación negativa y la utilizamos para describir una situación difícil, un momento de incertidumbre y de cambio muy marcado, aunque etimológicamente su significado es “juzgar para tomar una decisión”.

En momentos de crisis podemos observar cómo se transforma completamente nuestro entorno, se inicia algo nuevo, se desarrollan procesos de cambio porque ya no se puede mantener el sistema antiguo. Es entonces cuando suelen hacerse evidentes muchos problemas, ámbitos en los que las cosas no encajan o necesidades no cubiertas que a veces llevan a colapsar.

Las crisis, en consecuencia, son momentos en los que es necesario parar, analizar y reflexionar porque cuando las cosas ya no funcionan como antes hay que replantear la situación, ver qué hay que modificar y adoptar los cambios necesarios. Pero, aunque una crisis implica problemas, también viene acompañada de innovación y de metamorfosis porque rompe con el orden establecido y nos permite avanzar hacia otros modos de hacer las cosas. Es entonces cuando se ponen en marcha muchos proyectos que buscan dar solución a los problemas aparecidos: nuevas oportunidades para generar negocio.

Casos de éxito

La historia nos muestra cómo los proyectos iniciados en época de crisis pueden llegar a ser grandes empresas de éxito. Un ejemplo es la General Motors, que nació en 1908, en plena recesión originada por el crack financiero de EEUU. En la actualidad esta compañía tiene un valor superior a los 30.000 millones de dólares. O un caso más reciente como AirBnb, aparecida en el año 2008, en pleno colapso por la burbuja inmobiliaria, y que en pocos años ha visto crecer exponencialmente su valor. O Uber, empresa creada en 2009 y que conseguía salir a bolsa en 2019 por un valor de 82.000 millones de dólares.

En España también tenemos casos como el de Privalia, creada dos años antes de la crisis de 2008 y a la que la recesión sorprendió en pleno desarrollo del proyecto. A pesar de ello consiguió expandirse de un modo sólido y superar los 28 millones de usuarios registrados en su plataforma en todo el mundo antes de que fuera adquirida por Vente Privée. Y hay una larga lista porque, aunque parezca paradójico, las crisis parecen sumar probabilidades de éxito a los proyectos emprendedores. ¿Por qué ocurre?

En primer lugar, porque en los momentos difíciles surgen problemas claros a los que hay que buscar solución, nuevas necesidades en la sociedad, retos a los que hay que hacer frente de algún modo. Ello hace aflorar oportunidades importantes para nuevos proyectos. Los emprendedores que deciden iniciar proyectos en esos momentos tienen muy claro cuál es el problema que quieren resolver y ello es un punto fuerte.

En segundo lugar, porque en momentos de crisis los emprendedores suelen tener una mentalidad muy austera y evitan todo lo que no sea imprescindible o cualquier tipo de gasto superfluo. Agilizan su creatividad para reducir al máximo los gastos y hacer proyectos más eficientes. Concentran sus energías en aportar valor a lo que el cliente necesita. Se focalizan en factores críticos de éxito para que la empresa sea lo más competitiva posible y aporte un valor claro al cliente. Estos emprendedores saben que la supervivencia de la compañía depende de ello y trabajan por crear culturas de austeridad y rigor en proyectos con pocos recursos, eficientes y ágiles desde el minuto cero.

Elige bien el sector

En 2021 aumentó la iniciativa emprendedora hasta alcanzar al 5,5 % de la población. Desde entonces las empresas que se han creado presentan un patrón bastante disperso en cuanto a los sectores de actividad, sin embargo, sí se percibe un aumento considerable de nuevos proyectos en e-commerce debido al cambio de hábitos a raíz de la irrupción de la pandemia. En España han supuesto más de 15 millones de euros en el primer trimestre del año, con un incremento del 25%. El comercio electrónico lo protagonizan especialmente las prendas de vestir y los proyectos de moda sostenible, así como la venta de ropa de segunda mano (7,3%). También las agencias de viajes (7%) y los proyectos de comida a domicilio y foodtech, uno de los sectores más desarrollados en el mundo de las startups con un crecimiento del 42% y una valoración superior a los 250.000 millones de dólares en 2022. Solo en España hay ya más de 200 empresas foodtech.

También va en aumento el número de empresas dedicadas a la movilidad colaborativa, especialmente desde el incremento del precio de los carburantes, así como las startups relacionadas con la salud y la sostenibilidad y los de energía sostenible, que reciben el apoyo de las Administraciones Públicas. Por último, crece el número de startups en “biotech”, que están enfocadas en la mejora de la vida de las personas a partir de la extracción y manipulación de organismos vivos. Estas ya suponen el 0,7% del PIB español.

El eje transversal de todas estas empresas es la utilización de inteligencia artificial, determinante en el éxito de muchos proyectos.

Un buen empujón

A la hora de lanzarse a emprender es importante conocer las ayudas con las que contamos, las subvenciones públicas a fondo perdido o la reducción de determinados costes.

Las principales son:

  1. Las subvenciones para formación, que cubren un 75% del coste hasta un máximo de 3.000 euros
  2. Las subvenciones para financiar inversiones, con la reducción de hasta cuatro puntos en los préstamos destinados a ese fin hasta un máximo de 9.000 euros, o bien a través de ayudas directas hasta un límite del 50% del coste de adquisición y un máximo de 9.000 euros.
  3. Las subvenciones para la contratación externa de asistencia técnica por una cuantía del 75% del coste de los servicios hasta un máximo de 2.000 euros.
  4. Y por último las subvenciones para establecerse como autónomo, que pueden ascender hasta 7.500 euros en función de la dificultad para el acceso al mercado de trabajo. Se trata de ayudas pensadas para personas con discapacidad, desempleados de larga duración y aquellas en situación o riesgo de exclusión social.

Otras alternativas para el emprendedor son capitalizar el total de su prestación por desempleo, el llamado “pago único”, para poder invertirlo en un nuevo proyecto; o solicitar la reducción de las cotizaciones de la Seguridad Social durante un año con el pago de una cuota única mensual de 60 euros.

También existe el programa Kit Digital, del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, pensado para ayudar en el proceso de transformación digital de pequeñas empresas, microempresas y personas en situación de autoempleo, en el marco de la Agenda España Digital 2025. Esta ayuda se conoce como “Bono digital” y su cuantía se sitúa entre los 2.000 y 12.000 euros dependiendo del tamaño de la empresa. Para aquellas que tienen un máximo de 2 empleados, es de hasta 2.000 euros, para empresas con entre 3 y 9 empleados de 6.000 euros y para aquellas con entre 10 y 49 empleados el bono digital es de hasta 12.000 euros.

Pero además de todas estas ayudas, cada Comunidad Autónoma cuenta con líneas específicas cuyos detalles se pueden encontrar en la página web del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal); y también la Unión Europea,  que tiene programas como el Erasmus para Jóvenes Emprendedores, que opera en 37 países y busca ponerlos en contacto con empresarios más experimentados con quienes conviven y colaboran durante períodos de entre uno y seis meses; o el programa Eureka, que fomenta la realización de proyectos tecnológicos. También está el programa Horizonte Europa, que subvenciona proyectos que contengan un plan de negocio de productos o servicios innovadores. Una última opción es buscar potenciales inversores, para lo que habrá que hacer un minucioso análisis.

Marta Grañó, profesora de Iniciativa Emprendedora en OBS Business School y Consultora en Innovación & Personas