En ella se debe hacer especial hincapié en aquellos aspectos que marcan la diferencia a la hora de realizar la compra, para facilitar la búsqueda al usuario. “Por ejemplo, en una maleta lo importante son las dimensiones y el volumen. En regadoras industriales, serán las dimensiones, la potencia… Y todo bien explicado con una tipografía clara, en negro y en párrafos bien estructurados. Hay que huir de los colores, que sólo sirven para confundir al cliente”, recomienda Pepe Isabal.
Información visual
Debes utilizar siempre fotos reales de los productos y de calidad. Sitúa los artículos más representativos del comercio o familias de productos en la home, para que el cliente conozca desde el inicio lo que va a encontrar dentro. La distribución de los productos en el catálogo debe hacerse de forma clara, con espacio para que se aprecie bien el producto y que permita incluir la información principal: características básicas del producto, el precio y el coste de envío, además de algún título descriptivo que ayude a situar el artículo como ropa de fiesta, vaqueros, etcétera.
Escalabilidad
Para los productos más complejos, diseña el catálogo de forma escalable. Crea una primera ficha sencilla, con la información básica, y amplíala con otras más completas al pinchar sobre la primera, en la que ofrezcas ya toda la información técnica. “Hay que buscar la forma de darle valor añadido al producto. Con pequeños textos, copys llamativos… El Corte Inglés y la Fnac, que tienen muchos productos, pueden limitarse a utilizar la foto que le pasa el distribuidor, pero un comercio pequeño, que tiene menos artículos puede trabajarse mucho más todo esto, y con ello hacerlo más visible”, asegura Ester Pallarés.