1. Problemas para encontrar el socio ideal
La búsqueda de socios y aliados es más compleja cuando se trata de negocios extravagantes. Son más difíciles de encontrar, pero es probable que ofrezcan mayor estabilidad, aunque sólo sea por el mérito de mantenerse fieles a una vocación peculiar. Afina tu búsqueda, restringe los foros de encuentros a los que acudas en función de la temática y echa mano de los contactos y redes especializadas. Los contactos personales son para estas empresas más importantes que en las genéricas.
2. No perder de vista los cambios sociales y hábitos de consumo
No sólo las modas, también los cambios sociales y de hábitos son factores que tendrás que tener en cuenta antes de dar el salto: no pierdas la visión estratégica y mira el largo plazo. Especializarte sólo en anillos de compromiso o alianzas de boda no tendrá mucho sentido si los matrimonios van perdiendo fuelle. “La orientación al mercado, atendiendo a la información que éste ofrece, y la adaptación a la misma permiten adoptar la óptica adecuada”, explican los profesores María Ripollés y Andreu Blesa.
3. Falta de flexibilidad
Estar demasiado especializado puede hacerte perder tu punto fuerte, la flexibilidad, y complicarte las adaptaciones que a veces requiere el mercado, como en el caso de la materia prima. Una empresa que fabrica zapatos con piel natural de cocodrilo tiene que tener otras alternativas por si ese material se agota o se hace más difícil acceder a él. “Hay que ser conscientes de la vulnerabilidad de cara al futuro y tener flexibilidad para utilizar el método más adecuado en cada momento”, recomienda el experto Pablo Martín.
4. Cuando los clientes tienen fecha de caducidad
Si determinas tu negocio por condiciones biológicas o sociales del cliente potencial, asegúrate de su viabilidad a largo plazo. Una tienda de productos sólo para zurdos, para gemelos, para ancianos o para solteros no va a funcionar en todo tiempo y lugar. Si quieres evitar lamentos, una ojeada a los datos de la configuración de la población (presente y futura) puede darte una pista de por dónde deberías ir, aunque tampoco puede faltar el sentido común: no puedes abrir un negocio de productos para gays junto a una catedral.
5. No estar a la altura de un cliente que sabe lo que quiere
Perder un cliente es perder un tesoro, eso ya lo sabes, pero cuando el cliente es uno de esos amantes de Star Wars dispuesto a dejar temblando la tarjeta de crédito cada vez que entra en una tienda dedicada sólo a esta saga, la oferta tiene que estar a la altura. Más allá del producto, tendrás que contar con un personal muy formado, ¡seguro que el cliente no sabe menos que vosotros! El trato con él será más específico que en las tiendas de cómics al uso: acudirá con peticiones muy concretas y pondrá a prueba al vendedor. Si en las tiendas tradiciones la fidelización del cliente es importante, para ti será vital. No te permitas el lujo de rechazar o perder un cliente por sibarita que éste te parezca; el coste de perderlo es mayor que el de una tienda convencional. Otro riesgo es abandonar el servicio posventa.