✱ Según el Informe GEM 2012, un 3,8% de la población adulta ha actuado como inversor privado en negocios de otros en los que no tiene participación alguna en su propiedad. Lo más llamativo es que este indicador ha subido un 5,5% desde que empezó la crisis, lo que revela que, como señalan en el estudio, “esta fuente de financiación es muy relevante en un escenario de crisis en que falta acceso a fondos bancarios y se recortan los fondos públicos disponibles para el emprendimiento en general”.
✱ El 92,5% de esta financiación informal corresponde a las 3F y es un tipo de inversor que se caracteriza porque “actúa de forma desinteresada, habitualmente altruista e invierte cantidades modestas acerca de las cuales no espera un retorno específico, no llegando muchas veces ni siquiera a recuperar lo invertido”, continúa el citado informe.
✱ El prototipo de inversor informal suele ser el de un hombre (57,7% de los casos), con una edad media de 44 años, con estudios superiores (41,3%), que no tiene interés en emprender ni tampoco formación específica en esta materia (56,1%), que trabaja a tiempo completo o parcial (70%), cuyo nivel de renta se sitúa en el tercio superior (66,1%) y que vive en un hogar medio de tres personas.
✱ Suele tener un vínculo familiar directo con el emprendedor (52%). Le siguen en importancia los amigos y vecinos (26,7%) , otros familiares más lejanos (9,2%) y compañeros de trabajo (5%). El resto tiene lazos menos estrechos, como los de trabajo o similar.
✱ El 13,1% vive en el entorno rural y el 86,9% urbano.