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Cómo montar una microcervecera

La pasión por fabricar y vender cerveza llega a España. Te contamos cómo montar una microcervecera.

09/01/2021  Redacción EmprendedoresCrea tu empresa

Si te crees que ya conoces todas las marcas de cerveza españolas, vete haciendo un lugar para las nuevas estrellas del mercado, nombres como Rosita, Montseny, La Sagra Sagra, Tyris, Domus, Cibeles o Tierra de Frontera, las marcas de las nuevas microcerveceras que han brotando por toda España desde hace uno años: desde el Montseny (Barcelona) a Numancia de la Sagra (Toledo) pasando por Alcorcón (Madrid).

La iniciativa es fruto de pequeños empresarios noveles tan enamorados de esta bebida que incluso han decidido abandonar trabajos bien remunerados de ejecutivos, ingenieros, técnicos de marketing o informáticos para iniciar toda una aventura.

Las artesanales son productos gourmet, en general del tipo ale, con sabores más complejos y un mayor grado alcohólico que las habituales. Nada que ver con las cervezas de toda la vida. Más que para matar la sed, buscan los paladares exigentes, razón por la que suelen encontrarse en buenas cervecerías, restaurantes o tiendas de delicatessen. Y aunque aún son minoritarias, se van extendiendo rápidamente, al igual que ha pasado en el resto de Europa en los 90 y en Estados Unidos, en los 80.

Pero esto es sólo el principio

En todos los casos, se trata de microcerveceras que inicialmente operaban en un radio de influencia de 100 kilómetros, pero que con el tiempo incluso en algunos casos ya han empezado a exportar. Y con pocas barreras de entrada ya que, al contrario de lo que ocurría hace 20 años, no hace falta ser un maestro cervecero para lanzarse al ruedo. Están saliendo empresas de servicios para la cervecería artesanal que igual venden la maquinaria o las materias primas que organizan cursos y ofrecen asesoramiento en el diseño del nuevo negocio.

Además, hablamos de un negocio en el que las inversiones necesarias para fabricar la cerveza, crear marca y vender el producto no son excesivas.

Claves de éxito

Según el sector se ha ido expandiendo y los consumidores familiarizando con el producto –más sofisticado que la cerveza industrial–, mayor empieza a ser el nivel de exigencia. La cerveza es un producto vivo que hay que controlar, lo que no siempre es fácil.

El gusto local. El paladar cervecero no es uniforme en toda España. Tampoco lo es en las artesanas. En unos lados gusta más fuerte, en otros más afrutada, hay a quien le guste más clara o más rubia, y con más o menor grado de alcohol. Eso obliga al elaborador a buscar el paladar de la gente de su zona.

El coste. La artesana sale cara porque se produce en series pequeñas y consume más materia prima, lo que obliga a los elaboradores a ser cuidadosos con sus costes. Dada la avalancha de nuevas empresas, cada vez más profesionalizadas, los productores menos eficientes acabarán expulsados del mercado.


Distribución. Es vital la complicidad de los distribuidores para asentar la marca entre los clientes. Dado que los bares normales no tienen interés por el producto, el target son los restaurantes de nivel medio o alto, las cervecerías de calidad y las tiendas gourmet. Esto obliga a utilizar en algunos casos los distribuidores de vino y no los de cerveza.

Promoción. Es el factor crítico. Los cerveceros artesanos deben estar dispuestos a dedicarle varias horas al día. Todo vale: visitas a la fábrica, catas en los restaurantes y cervecerías, incentivos especiales a los distribuidores, asistencia a las ferias de cerveza que despuntan por España, presencia en las redes sociales, publicidad en la radio y mucha cartelería y merchandising.

Redacción Emprendedores