La posibilidad de vivir en ciudades en las que los recursos estén gestionados de la forma más eficiente posible, gracias a la tecnología y en las que los ciudadanos tengan una participación activa en los asuntos públicos, no es ninguna utopía.
En España ya existen 60 ciudades, con Santander, Barcelona, Madrid y Málaga entre las pioneras, que forman parte de la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI), una red nacida para desarrollar el concepto de smart city en sus administraciones. Todas están creando ya plataformas de software de código abierto en colaboración con grandes empresas como Abertis, Telefónica o IBM que integrarán en los sistemas de gestión del ayuntamiento y darán soporte a todo tipo de aplicaciones de startups. Un mercado que de aquí a 2023 moverá más de 142.000 millones de euros, según Navigant Research, y que creerá grandes oportunidades de negocio . Para leer un artículo con todas las oportunidades posibles en estos momentos, pincha aqui.
¿De qué estamos hablando?
“Cuando hablamos de la ciudad inteligente observamos que cada uno de nosotros tiene una idea diferente, aunque sí hay elementos en común. Y uno es que se trata de la utilización de la tecnología para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y el funcionamiento de la ciudad”, explica Pedro González Torroba, director general de Madrid Emprende. Tecnología que en estos momentos está derivando por dos vías fundamentales: sensores para gestionar mejor la iluminación de las ciudades, el ruido y la contaminación, entre otros aspectos, y software que permita a los ayuntamientos recibir y ofrecer datos de todo tipo y transformarlos en información útil para mejorar el funcionamiento de la ciudad y la calidad de vida de sus habitantes.
Por ejemplo, un sistema de gestión de riegos desarrollado por Abertis que sustituye los actuales aspersores, programados para activarse a unas horas determinadas, por otro que evita que se activen si detecta que la tierra está húmeda o va a llover en las próximas horas. El objetivo es el ahorro de recursos y dinero. Por eso, y a pesar de estar inmersos en programas de recortes en todos los ayuntamientos, se está impulsando este tipo de iniciativas.
“Lo que se está haciendo ya son proyectos de smart parking (aparcamientos inteligentes) y temas de sensores medioambientales. Control de ruidos en las obras, para garantizar que se realizan con un nivel de calidad aceptable.
Una aplicación que te indique dónde hay plazas de aparcamiento libres. O si el autobús va con retraso, lo recibes en el móvil sin tener que bajar a la parada. La inversión se va a impulsar por el ahorro que supone”, explica Antoni Liria, gerente de negocio Este de Abertis Telecom.
Proyectos para testar
Un problema al que se enfrentan estos proyectos es que muchos de ellos necesitan un acuerdo con las administraciones para ensayar. Una barrera que resuelven empresas privadas como Abertis, con espacios propios para testar las innovaciones en este campo. O desde RECI, con su proyecto startup4cities.org. “Ponemos a disposición de los emprendedores 60 ciudades como laboratorio. Es importante porque está posibilitando que muchos emprendedores y startups puedan sentirse apoyados y realizar pilotos en estas ciudades. Validar sus productos y servicios en un escenario real. Además, hemos creado grupos de trabajo para conocer los proyectos que han funcionado bien en alguna ciudad y poderlos replicar en otras. Con lo cual hay un futuro interesante para cualquier persona que quiera emprender en este ámbito”, apunta May Escobar, directora de Innovación de Fundetec y coordinadora de la Oficina Técnica de RECI.
[pullquote align=’center’]Las redes están en manos de grandes, pero las aplicaciones específicas para ciudadanos, para recoger información, son oportunidades para pequeñas innovadoras.[/pullquote]Otra buena noticia es que para desarrollar estas aplicaciones no se necesitan grandes inversiones. “Para la fase piloto, en una pequeña zona, no. Luego para su despliegue final sí. Hay que hacer una inversión muy grande para instalar las soluciones. La mayoría de ellas van muy ligadas a la eficiencia y el ahorro y, si hay capacidad para financiarlo, se va a recuperar la inversión en poco tiempo”, explica Miguel Fernández, director de Sprita, una aceleradora privada de proyectos de smart city. Y matiza: “Otro tema son los desarrollos de open governments o información abierta de los ayuntamientos, porque no dependen tanto de eficiencia como de filosofía de la Administración: de querer abrir la información y ser transparentes, abiertos y participativos”.
En esta línea también encontramos startups españolas que están haciendo cosas sorprendentes. Como Bismart, que se ha convertido en partner estratégico de Microsoft, gracias a su aplicación Bigov, por su capacidad para gestionar de forma inteligente toda la información de los ayuntamientos.
“Es una especie de ducksboard que pueden tener los gobiernos de todo el mundo para gestionar eficientemente su territorio, su ciudadanía, sus políticas. Un cuadro de mandos que ayuda a las ciudades a monitorizar el rendimiento de las mismas. Por ejemplo, cruzar los datos del transporte público con los eventos que están sucediendo en la ciudad a tiempo real para tomar decisiones de rutas, si hay un accidente, o una aglomeración de gente en un lugar concreto. La están utilizando ya 40 ayuntamientos”, explica Albert Isern, CEO de Bismart. Y para impulsar “la transparencia de las administraciones hemos creado un portal en el que se puede conocer a qué se destina el dinero público, a qué empresas se contrata… y todo en tiempo real. Esto ya lo ha adoptado el Ayuntamiento de Tarrasa”.
También permite publicar datos que tiene en custodia la administración para hacer sus funciones y que pueden ser reutilizados por los ciudadanos y el tejido económico para generar riqueza en el territorio y publicar servicios de datos. “El ayuntamiento, por ejemplo, publica datos del censo de los edificios con la antigüedad de los mismos y un emprendedor puede utilizar esa información para hacer una campaña de marketing en los edificios de más de equis años y proponer un plan de rehabilitación de la fachada”, añade Albert Isern.
Mercados fuera de lo público
Otra buena noticia es que no todos los proyectos pasan por un acuerdo con las administraciones. Basta que en la ciudad exista ya una plataforma inteligente desarrollada para dar soporte a los proyectos emprendedores. Y aquí hay una gran variedad de oportunidades.
“Pueden ser proyectos que beneficien la vida diaria de la ciudad, como los que facilitan el aparcamiento o los que ofrecen información para mejorar el tráfico. Otros pueden ser aplicaciones, como redes sociales para hacer deporte, que engarzarían con la actividad tradicional del ayuntamiento de promover el deporte. Iniciativas emprendedoras que tienen interés para la ciudad y que pueden desarrollar y comercializar los emprendedores libremente sin mediar un acuerdo con las administraciones. Desde mi punto de vista, es una de las grandes oportunidades que nos ofrece la revolución tecnológica que estamos viviendo ahora”, apunta Pedro González Torroba.
Pymes al calor de las grandes
“Buscamos tecnología desarrollada o pymes que sean interesantes para nuestro negocio. Nosotros no fabricamos, buscamos los que aporten esa capa que no tenemos. Las pymes no tienen ni la capacidad financiera ni la solvencia necesaria para acometer proyectos de volumen, pero las grandes les ayudamos. Montamos UTEs y las acompañamos con el trabajo de integración y mantenimiento”, según González Torroba.
Las redes están en manos de grandes, pero las aplicaciones específicas para ciudadanos, para recoger información, son oportunidades para pequeñas innovadoras como Urbiótica o Libelum. “Con la smart city se abren muchos datos que podrán gestionar las pymes y utilizarlos para otros modelos de negocio. Si tienes información sobre carga y descarga, una empresa de transporte puede organizar sus rutas en función de esa dinámica de la ciudad. O una pyme puede hacer una aplicación para gestionar la movilidad de los discapacitados, por ejemplo, decirle en tiempo real dónde hay plazas libres para ellos. Los ayuntamientos no tienen por qué ser quienes lideren todos estos nuevos recursos”, concluye director general de Madrid Emprende.