¿Recuerdas el juego del teléfono roto? Sí, hombre, ese juego de nuestra infancia en el que una persona le decía a otra al oído una frase, y esa persona le tenía que repetir lo que recordaba de esa frase a otra persona al oído, y así sucesivamente en función de la cantidad de amigos que tuvieras. La frase que le llegaba al último jugador tenía poco que ver con la inicial. En la gestión de startups está ocurriendo lo mismo. Muchos conceptos se diluyen en intermediarios. Si no, no se entiende como puede llegar un aspirante a emprendedor y decir que si no te avergüenzas del primer producto que lanzas al mercado es que has salido demasiado tarde. Nosotros, en lugar de escuchar al último de la cadena, preferimos escuchar a la fuente original.
¿Cuánto de mínimo y viable?
Arturo Castelló, fundador de Jugo, una startup valenciana especializada en el desarrollo de aplicaciones de gamificación orientadas al desarrollo personal y profesional para particulares y empresas, apunta que ”mientras desarrollábamos nuestra plataforma tecnológica, creía que lo más importante era sacar cuanto antes un Producto Mínimo Viable (PMV). Pero es un riesgo alto salir con un producto a medias. Tienes que ser rápido, sí, pero el producto tiene que cumplir unas expectativas. Si en el primer impacto que tienes en el mercado, los prescriptores a los que quieres llamar la atención no consideran que el producto es bueno, luego te va a resultar muy difícil que cambien de opinión cuando vuelvas a lanzar ese producto con mejoras. Nosotros siempre estamos en la disyuntiva de la rapidez y la calidad: no puedes sacar cualquier cosa al mercado”. En su caso, más bien salieron con un Producto Máximo Viable Para los Recursos de una Startup para medir si cumplía con lo que ellos creían que necesitaban sus clientes potenciales.
[pullquote align=’center’]“Tienes que ser rápido, pero tu producto tiene que cumplir unas expectativas”, Arturo Castelló, fundador de Jugo[/pullquote]Antonio Quirós, consejero delegado de Customized Health Technologies, startup que desarrolla aplicaciones de fitness y salud propias y para terceros, asegura que “nosotros, sinceramente, hemos salido tarde al mercado: nos hemos retrasado dos meses, pero es que no nos da ninguna vergüenza el producto que hemos sacado”. Ese producto es FCB Fitness, una aplicación para el F.C. Barcelona que en cinco días se descargaron 15.000 personas.
Esto no quiere decir que ningún sector se pueda aprovechar de la estrategia de lanzar un producto con las mínimas funcionalidades para tomar el pulso a los clientes y ver si tu producto satisface una necesidad y si están dispuestos a pagar por él a través del canal desde el que se lo ofreces.
Valida a tus clientes
Alfons Nonell, fundador de MindtheByte, una micropyme barcelonesa dedicada al descubrimiento científico computacional, que desarrolla y adapta sofware en la nube, explica que “teníamos muchas ideas de funcionalidades, pero antes de desarrollarlas todas y de tardar dos años más en salir al mercado y de que alguien se nos adelantara, salimos con un PMV con la tecnología básica, que ya habíamos validado, y hemos esperado a que sean los clientes los que nos digan qué necesitan. Si vemos que una línea funciona, seguimos. Si no, vamos por otra. Para llegar a ese PMV, no obstante, preguntamos antes a clientes potenciales qué necesitaban”.
¿Es escalable?
Sea un producto máximo o mínimo, en su desarrollo tienes que asegurarte de que sea escalable. Carles Coll, el emprendedor que ha puesto en marcha 1Tapps, una startup de Girona dedicada al desarrollo de aplicaciones móviles y juegos, con 16 apps publicadas y más de un millón de descargas a sus espaldas, asegura que “vi claro el modelo desde el principio: muchas aplicaciones sencillas, no desarrollar una única aplicación, y hacer venta cruzada entre ellas”.