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Los primeros conflictos que asumes cuando te nombran nuevo jefe

Tanto si el nuevo jefe procede de dentro de la organización, como si le han fichado de fuera, desde los primeros días se va a encontrar con un montón de ...

05/12/2017  Redacción EmprendedoresGestión

Al ascender en la propia empresa

Cuando el jefe cambia de equipo dentro de la propia empresa, su antigüedad en la organización le puede causar distintos conflictos:

Renunciar a su mano derecha. El nuevo jefe puede intentar llevarse a sus colaboradores más eficaces, por lo que pueden surgir problemas con una parte del equipo existente, especialmente con los que vean a los otros como una amenaza a su posición.

Mantener la vinculación con el anterior departamento. La íntima vinculación con sus antiguos compañeros le hará más difícil tomar decisiones impopulares que les puedan afectar.

No informarse bien. Al llevar mucho tiempo en la organización, tiende a creer que ya conoce todo lo necesario para asumir el mando, por lo que no suele informarse bien antes de actuar. Esta actitud le puede llevar a reaccionar sin criterios ante las expectativas y los problemas del equipo.

Desconfianza del grupo. Si se trata de una persona que cambia con cierta frecuencia de equipo, sus colaboradores le mirarán con recelo. Pueden pensar que su trayectoria ascendente en la empresa se debe a que sólo piensa en sí mismo y no tendrá en cuenta las necesidades del grupo.

Al entrar desde fuera

Cuando el jefe llega de fuera, los conflictos se deben fundamentalmente a su desconocimiento de la organización. Las normas no escritas que existen en toda empresa y las relaciones ocultas de poder son las principales causas de los conflictos más frecuentes:

Un rival secreto. Puede suceder que quienes se llevaban muy bien con su anterior jefe consideren una amenaza perder su posición de privilegio, o incluso que alguien del equipo esté decepcionado porque aspirase a ese puesto. Cuando se descubre una situación de este tipo, los expertos recomiendan hablar con él y explicarle que es comprensible su decepción. También puede intentar llevárselo a su terreno proponiéndole, por ejemplo, una colaboración técnica. Si le da de lado o le ignora, es posible que además de tener dificultades con él pueda formar una camarilla en su contra.

Presiones internas. Al hacerse cargo del nuevo equipo tendrá que invertir mucho tiempo en aprender a moverse dentro de la organización, pero los superiores querrán obtener resultados lo más rápidamente posible. Para evitar presiones, debe dejar muy claras desde el principio todas las cuestiones básicas relacionadas con su nuevo cargo: objetivos que debe cumplir, plazos y fechas importantes, criterios de éxito en el nuevo cargo, una descripción de la situación con la que se va a encontrar… También debe evitar que sus colegas le vean como un rival, ya que si llegan a ponerse en su contra le criticarán duramente cuando cometa algún pequeño error.

Falta de relaciones. En los primeros meses, la falta de relaciones puede dejarle solo cuando tenga que introducir cambios importantes. Además, corre el riesgo de introducirse en alguna de las camarillas (si las hay) que existan en la empresa. Para evitarlo, los primeros meses debe mantenerse al margen de los conflictos.

Altas expectativas propias. Los directivos suelen cambiar de empresa cuando les hacen una oferta muy suculenta, por lo que tienden a imponerse un nivel de autoexigencia muy elevado. Si se concentra en las tareas técnicas que debe resolver, corre el riesgo de descuidar la creación de una red de contactos personales.

Al ascender en la propia empresa

Cuando el jefe cambia de equipo dentro de la propia empresa, su antigüedad en la organización le puede causar distintos conflictos:

Renunciar a su mano derecha. El nuevo jefe puede intentar llevarse a sus colaboradores más eficaces, por lo que pueden surgir problemas con una parte del equipo existente, especialmente con los que vean a los otros como una amenaza a su posición.

Mantener la vinculación con el anterior departamento. La íntima vinculación con sus antiguos compañeros le hará más difícil tomar decisiones impopulares que les puedan afectar.

No informarse bien. Al llevar mucho tiempo en la organización, tiende a creer que ya conoce todo lo necesario para asumir el mando, por lo que no suele informarse bien antes de actuar. Esta actitud le puede llevar a reaccionar sin criterios ante las expectativas y los problemas del equipo.

Desconfianza del grupo. Si se trata de una persona que cambia con cierta frecuencia de equipo, sus colaboradores le mirarán con recelo. Pueden pensar que su trayectoria ascendente en la empresa se debe a que sólo piensa en sí mismo y no tendrá en cuenta las necesidades del grupo.

Al entrar desde fuera

Cuando el jefe llega de fuera, los conflictos se deben fundamentalmente a su desconocimiento de la organización. Las normas no escritas que existen en toda empresa y las relaciones ocultas de poder son las principales causas de los conflictos más frecuentes:

Un rival secreto. Puede suceder que quienes se llevaban muy bien con su anterior jefe consideren una amenaza perder su posición de privilegio, o incluso que alguien del equipo esté decepcionado porque aspirase a ese puesto. Cuando se descubre una situación de este tipo, los expertos recomiendan hablar con él y explicarle que es comprensible su decepción. También puede intentar llevárselo a su terreno proponiéndole, por ejemplo, una colaboración técnica. Si le da de lado o le ignora, es posible que además de tener dificultades con él pueda formar una camarilla en su contra.

Presiones internas. Al hacerse cargo del nuevo equipo tendrá que invertir mucho tiempo en aprender a moverse dentro de la organización, pero los superiores querrán obtener resultados lo más rápidamente posible. Para evitar presiones, debe dejar muy claras desde el principio todas las cuestiones básicas relacionadas con su nuevo cargo: objetivos que debe cumplir, plazos y fechas importantes, criterios de éxito en el nuevo cargo, una descripción de la situación con la que se va a encontrar… También debe evitar que sus colegas le vean como un rival, ya que si llegan a ponerse en su contra le criticarán duramente cuando cometa algún pequeño error.

Falta de relaciones. En los primeros meses, la falta de relaciones puede dejarle solo cuando tenga que introducir cambios importantes. Además, corre el riesgo de introducirse en alguna de las camarillas (si las hay) que existan en la empresa. Para evitarlo, los primeros meses debe mantenerse al margen de los conflictos.

Altas expectativas propias. Los directivos suelen cambiar de empresa cuando les hacen una oferta muy suculenta, por lo que tienden a imponerse un nivel de autoexigencia muy elevado. Si se concentra en las tareas técnicas que debe resolver, corre el riesgo de descuidar la creación de una red de contactos personales.

Redacción Emprendedores