Así tienes que hacerlo
No hablamos de saludos de confianza, sino de aquellos encuentros que practicamos en el entorno profesional. Aunque el apretón de manos como saludo es más propio de las culturas occidentales, actualmente se acepta como fórmula de cortesía en casi todo el mundo. La forma de estrechar la mano cuando nos introducimos en algún círculo o nos presentan a alguien, un gesto protocolario que puede parecer sencillo, puede ser clave en un encuentro inicial. Es además un claro indicativo de educación y de la edad biológica de las personas. Pero son muchos más los mensajes que puedes transmitir con este gesto que tantas críticas internacionales suponen al actual mandatario estadounidense, Donald Trump.
Guiándonos de una intervención de Teresa Baró, experta en comunicación no verbal y autora de ‘La Gran guía del lenguaje no verbal’, y de otros autores como Allan Pease, autor del libro ‘El lenguaje del cuerpo’, estos son los puntos clave que deben tenerse en cuenta en un apretón de manos:
-Cuándo: Cada vez que te presentan a alguien nuevo y cuando te despides. Lo recomendable es esperar a que sea la persona de mayor autoridad quien extienda primero la mano, aunque si el entorno no es excesivamente riguroso, puedes adelantarte tú, acompañando el gesto con tu nombre y un formalismo del tipo “encantado”, o “un placer”.
-Entablar contacto visual. Mirar de frente a tu interlocutor, pero sin que parezca que les estás sometiendo a un diagnóstico de imagen.
-Extender una sonrisa a la vez que te aproximas y alargas la mano.
-Guardar la distancia mínima de entre 45-60 cm para evitar invadir el terreno de tu interlocutor.
-La mano que extiendes será vertical, nunca tumbada o inclinada, menos boca abajo porque transmite intención de dominio. Una vez que recibes la de tu interlocutor ambas manos verticales deberán quedar perfectamente encajadas en señal de simpatía y respeto mutuo. El brazo deberá estar relajado, nunca rígido.
-Nunca rechazar un apretón de manos como hizo Donald Trump con Angela Merkel a quien tampoco se dignó mirar en la comparecencia conjunta ante los medios de comunicación.
-Corto. Con 3-5 segundos es suficiente. Extenderlo demasiado se considera también una expresión de dominación, como los 19 segundos que mantuvo Donald Trump la mano del primer ministro japonés Shinzo Abe.
-Levántate si el saludo te sorprende sentado. A las mujeres se las tolera permanecer sentadas, pero cada vez son más las que optan por ocupar la misma posición que el interlocutor.
El envoltorio
En la clasificación de tipos de apretón de manos que conviene evitar nos guiamos, sobre todo, por la realizada por Teresa Baró. Al tipo envoltorio lo relaciona también Allan Pease con el estilo guante, conocido como “apretón de manos del político. Quien lo inicia pretende dar la impresión de que es una persona digna de confianza y honesta, pero cuando se usa con alguien que se acaba de conocer el efecto que produce es el contrario. Según Teresa Baró son aquellos estrechamientos de mano que te envuelven con las dos manos del interlocutor por todas partes. Mal si lo hace uno, pero si lo hacen los 2, peor. Entiende Teresa Baró que este tipo de saludos puede ser aceptable en plan cariñoso, cuando se dirige a un anciano o a un niño, pero nunca es recomendable este exceso de confianza en los entornos profesionales.
El flojo
Es un saludo blando, sin apenas apretar, que deja la mano muerta. Es una sensación desagradable que impide la comunicación con la otra persona y transmite impresión de falta de energía, vitalidad o fortaleza. La impresión que da quién saluda así es la de una persona con carácter pasivo y débil.
El tenazas
Sería el caso contrario al flojo. Aquel apretón de manos que te deja los nudillos rojos o las marcas del anillo en el dedo por exceso de energía. Puede que la impresión que se transmita sea más franca, pero hay que tener cuidado si lo practicas con una mujer, con una persona mayor o con un asiático, poco acostumbrados a expresiones demasiado efusivas. Suele ser la marca de un tipo algo rudo.
La cola de pescado
Así lo llama Teresa Baró y es muy similar al flojo. Se produce cuando recibes una mano caída, flácida, de la que sólo puedes recoger la yema o el inicio de los dedos sin poder encajar la mano que recibes sin firmeza. Algunos lo llaman también de fideo mojado y relacionan esta forma de extender la mano con la sumisión y actitudes pasivas.
El exprés
Dice Baró que este tipo suele ser propio de personas muy tímidas que te dan la mano y la retiran muy rápido, como si se hubiesen quemado o les hubiese dado un calambre. Para evitar esta impresión conviene sostener el saludo un poco, al menos durante 2 o 3 movimientos de brazo como mínimo. También se relaciona con personas que van al grano.
El pegajoso
Es justo lo contrario al saludo exprés. Consiste en retener la mano enlazada más tiempo del conveniente, impidiendo la retirada al receptor. Al final resulta incómodo, por mucho calor y entusiasmo con el encuentro que desee transmitir el emisor de la mano.
El cosquillas
Según Teresa Baró algunas personas ofrecen un apretón de manos con el dedo índice extendido de manera que, cuanto te dan la mano, provocan un cosquilleo en el interior de la muñeca de quien la recibe.
El eléctrico
Es el apretrón de manos que conlleva una fuerte sacudida de brazo, tanto que, a veces, puede parecer que te van a desencajar el hombro. Este tipo suele extenderse, además, más del tiempo conveniente por lo que termina incomodando.
El ‘Ven pa acá’
Es otra de las categorías que distingue Teresa Baró. Es el saludo intimidatorio que conlleva un estirón del brazo del receptor para acortar distancias. El impulso puede ser tan enérgico que algunos han estado a punto de caer como sucedió con Donald Trump en su encuentro con el juez Neil Gorsuch. También cuando alguien ofrece su mano extendiendo el brazo rígido se relaciona con una persona de carácter agresivo que intenta controlarnos.
El pasota
Es el que practican aquellas personas que te dan la mano porque, parece, que así lo exige el protocolo, pero transmitiendo la impresión de que esto no va con ellos. Muy típico en personalidades estadounidenses, como Bill Gates, es extender una mano para saludar sin extraer la otra del bolsillo.