No estés comprobándolo constantemente
“El correo electrónico no debe interrumpir nuestros quehaceres, sino que tiene que formar parte de ellos”, según Gustavo de Porcellinis, director de contenidos de MuyComputer. Para lograrlo, puede ser conveniente deshabilitar el uso automático cuando recibimos un e-mail o incluso no ejecutar nuestro cliente de correo electrónico hasta que lo necesitemos, apunta.
Los expertos de Randstad también se muestran partidarios de desconectar el aviso automático de entrada de nuevos mensajes, porque “si no estás mirando constantemente si han entrado nuevos mensajes, serás mucho más eficaz y estarás más centrado en el trabajo que desarrollas”. Además, es conveniente consultar el buzón en momentos establecidos. “Es una buena práctica hacer seguidas las cosas similares. Al igual que para leer los mensajes, reserva momentos específicos de manera sistemática en la planificación del día para contestarlos”, aconsejan desde Randstad.
Envía menos y recibirás menos
Para los autores de La invasión de los e-mails, la técnica de reducción de correos más sencilla y olvidada es “enviar menos para recibir menos”: “De cada cinco e-mails que recibimos, tres requieren una respuesta. De cada cinco que enviamos, la gente responde a tres. Es el efecto boomerang. Si eliminas uno de los cinco que envías, empezarás a recibir un 12% menos de mensajes”, aseguran. Eso sí, siempre que consideres que se trata de un correo innecesario.