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Qué tienes que valorar para contratar un seguro médico

¿Gozas de buena salud y eres autónomo? Estás de suerte...  Pero ni siquiera los profesionales por cuenta propia pueden evitar caer enfermos en alguna ocasión; y en este caso, contar ...

31/03/2016  Redacción EmprendedoresGestión

Pocas cosas pueden impedir que un emprendedor no suba la persiana de su negocio. Pero nadie, ni siquiera los autónomos, están libres de ponerse enfermos o sufrir un percance que les haga imposible cumplir sus compromisos profesionales. La salud se convierte, así, en ‘lo primero’ para este colectivo.

El autónomo depende de sí mismo para subsistir y cualquier contratiempo, como coger la gripe, romperse un brazo o tener que operarse de una hernia, puede alterar sus planes… ¡Y su presupuesto!

Para solucionar sus dolencias, siempre pueden acudir a la Seguridad Social, pero los horarios son los que son y, en ocasiones, no resulta sencillo encontrar el tiempo suficiente para acudir al médico cuando tienes que atender tu propio negocio: horarios interminables, avisos de última hora, reuniones con clientes… Aunque sólo sea para comprobar que tu estado de salud es excelente.

Asistencia inmediata
Si eres autónomo, los seguros médicos no pueden evitar que sufras enfermedades o percances que te impidan trabajar, pero sí ponen en tus manos el acceso a facultativos, pruebas diagnósticas, intervenciones quirúrgicas Y chequeos médicos, entre otras prestaciones, en horarios más flexibles y sin esperas, para que puedas compaginar tu trabajo con los tratamientos y, si estás de baja, volver cuanto antes a tu fuente de ingresos.

Sistema público-privado
Gozamos de un sistema público envidiable, pero la posibilidad de escoger entre varios profesionales y centros médicos, recibir una atención personalizada o el menor número de trámites son, hoy por hoy, ventajas de la sanidad privada que se traducen en un gran ahorro de tiempo para el autónomo que puede dedicar a sus quehaceres.

Según los últimos estudios, el tiempo medio de espera en especialidades como la oftalmología, dermatología, traumatología y ginecología y obstetricia no supera los 15 días en la medicina privada, frente una la media que oscila entre los 53 y 57 días en la pública. En intervenciones programadas, también hay un gran abismo: la espera quirúrgica, en 2013, se situó en 32,85 días frente a 94 días en el sistema público.

Dentro de estas pólizas, las coberturas habituales son la medicina general y pediátrica, el acceso a especialistas, pruebas diagnósticas, intervenciones quirúrgicas, urgencias, hospitalización, servicios de ambulancias, etc.

Libre elección del médico
Al contratar un seguro de salud, el autónomo podrá escoger entre facultativos, hospitales, clínicas, etc., dentro de un cuadro médico establecido por la compañía aseguradora, si la póliza es de asistencia sanitaria; o la libre elección de médicos y centros, si opta por la modalidad de Reembolso. Por supuesto esta opción es mucho más cara (alrededor de un 30% más) y no se reembolsan todas los gastos (normalmente el 90%).

Junto a las garantías principales, las compañías aseguradoras están incluyendo todo un catálogo de nuevas prestaciones como la asistencia en viaje, la atención médica telefónica 24 horas, programas de salud preventiva, la garantía de planificación familiar, debido a la introducción del mundo de la mujer en la actividad laboral; cuidados a domicilio, etc. O coberturas, como los gastos de farmacia, la incapacidad laboral temporal, enfermedades graves, protección de pagos, desempleo, etc. que el autónomo puede encontrar en su seguro o contratar opcionalmente.

La situación actual no permite realizar unos desembolsos elevados, por eso, algunas entidades ofrecen las coberturas en seguros independientes o módulos para que el autónomo contrate solamente lo que necesita y le permita ajustar su presupuesto.

Cuestión de precio
A la hora de calcular la prima-precio de la póliza se tienen en cuenta determinados factores, como la edad, el lugar de residencia, el sexo y la actividad profesional que realiza el autónomo.

Algunas compañías también ofrecen descuentos al colectivo para que su contratación sea más atractiva (en este caso, sólo tendrás que mostrar tu condición de trabajador por cuenta propia para acceder a las ofertas) o por la forma de pago y el número de asegurados. Igual pueden presentar ofertas y precios especiales en ópticas, ortopedias, medicina estética…

Elección correcta
Los seguros médicos pueden ser complejos y, a menudo, el autónomo se siente perdido entre la profusión de tarifas, condicionados y otros conceptos que hay que tener claros a la hora de contratar el seguro. Por ejemplo, la mayoría de las veces en las nuevas contrataciones hay que respetar ciertos ‘períodos de carencia’, es decir, plazos que hay que superar para que sean efectivas determinadas coberturas. De esta forma, las compañías garantizan que no hay enfermedades preexistentes o procesos abiertos en el momento de la contratación, como un embarazo.

También hay que fijarse en las franquicias en sus diferentes formas: como ‘copagos’ en determinados servicios (normalmente, en las prestaciones dentales, las consultas de psicología, homeopatía…) o ‘en días’, a partir de los cuales se puede empezar a cobrar la prestación (como en el caso de la incapacidad laboral temporal).

Lo mejor es plantear a la aseguradora nuestras necesidades asistenciales, y no fijarnos exclusivamente en el precio, sino también en cuestiones como la amplitud del cuadro médico (especialidades y jefes de áreas), la oferta en clínicas y hospitales, en medicina preventiva… Y otras prestaciones, como la segunda opinión médica, los servicios de atención médica telefónica las 24 horas todo el año, asistencia en el domicilio o en viaje… que pueden facilitar la vida al autónomo.

Los seguros de salud se renuevan a principios de año. La aseguradora te comunicará previamente la prima del año siguiente. Recuerda que se quieres cancelar la póliza debes hacerlo con dos meses de antelación a su vencimiento, para quedar libre y buscar otro seguro.

Bajas con cobertura: seguros de subsidio o ILT privada

Contratar un seguro de salud puede ser el pasaporte para acudir al médico sin complicaciones de horarios y esperas. Pero, ¿qué ocurre cuando el autónomo está de baja y no puede atender sus obligaciones profesionales? Para contrarrestar los efectos económicos de estas situaciones, los trabajadores por cuenta propia pueden contratar un seguro de indemnización diaria, subsidio o más conocidos como incapacidad laboral transitoria (ILT) privada.

¿Cómo funcionan?
Su funcionamiento es sencillo: la aseguradora abonará al autónomo una cantidad fija por cada jornada en situación de baja reconocida. Estos ingresos extras le servirán para mantener su nivel de vida, complementando las ayudas de la Seguridad Social; y hacer frente a los gastos fijos del negocio, que no se detienen aunque el emprendedor esté inactivo.

Los seguros de esta naturaleza cubren principalmente las baja por enfermedad y accidente, intervenciones quirúrgicas e ingresos hospitalarios. La indemnización se establece en el momento de contratar el seguro.

Productos con o sin baremo
En el mercado existen diferentes fórmulas. Los emprendedores pueden optar por seguros bajo baremo, donde ante cualquier proceso ya existe un valor fijo asignado, y por productos, en los que se realiza un seguimiento real (peritado), durante toda la baja, y la prestación se extiende hasta el momento en que el asegurado se encuentre en condiciones de reincorporarse a su actividad profesional habitual. Cada una de estas opciones presenta sus ventajas e inconvenientes. La primera opción es más ágil en los trámites, al estar fijada la indemnización por baremo, pero se puede quedar corta en días de recuperación; algo que no ocurre en la segunda, que te asegura cobrar durante todo el proceso, pero siempre estarás bajo el control de la aseguradora.

Determinar el precio
La prima de estos seguros varía en función de la edad, profesión y capital contratado. En este tipo de productos, el uso de franquicias (días a partir de los cuales se puede empezar a cobrar la prestación) rebaja notablemente su coste final.

Redacción Emprendedores