La marca de cerveza El Águila nació en Madrid, en el año 1900. Poco a poco, la empresa se fue expandiendo por todo el territorio nacional mediante la adquisición de pequeñas fábricas y la construcción de nuevas factorías en distintos puntos de nuestra geografía: Córdoba, Valencia, Alicante, Cartagena (Murcia), Mérida (Badajoz), Albacete, Zaragoza…
Pero con la apertura de España a Europa y al mundo, llegaron los grandes grupos multinacionales. Heineken tomó el control de la empresa en la década de los ochenta y decidió acabar con la marca, en su estrategia de unificación de enseñas, ya que la cerveza Águila —ya sin el artículo por delante— únicamente se vendía en nuestro país.
Durante un tiempo, la compañía fue acostumbrando al consumidor a la marca Águila Amstel, para posteriormente darle la vuelta a esta denominación (Amstel Águila) y quedarse finalmente sólo con Amstel, a finales de los noventa del siglo pasado.
Sin embargo, el grupo holandés decidió rescatar la marca en 2019. Además, con su nomenclatura original, El Águila, y basándose en la receta del año 1900. Además, aprovechó el relanzamiento para presentar una variedad sin filtrar, encuadrada en el segmento de cervezas premium del grupo.
La jugada no le ha podido salir mejor a Heineken, ya que la venta de El Águila creció un 51% en 2022, llegando a 1,6 millones de hogares, según los datos de Kantar, aportados por la propia compañía. Y la cervecera espera alcanzar los 2 millones de hogares próximamente.
Este rescate de la marca se enmarca en la estrategia que están desplegando las grandes cerveceras en los últimos años. Por un lado, estas compañías están recuperando antiguas marcas con arraigo local, ya desaparecidas o que prácticamente habían quedado en el olvido, pero que son muy evocadoras para el consumidor.
Y también responde al aumento de la cultura cervecera entre los consumidores y el auge de la venta de cervezas premium (artesanas, IPA, sin filtrar, etc.), de lo que ya hablamos en este artículo publicado en EMPRENDEDORES.
Como decíamos anteriormente, El Águila Sin Filtrar se encuadra precisamente en el segmento premium del porfolio de Heineken, una categoría que ya representa un 33% del total del mercado de cervezas en volumen y un 48,6% en valor económico en el canal de la alimentación.
El grupo holandés afirma que la marca El Águila está contribuyendo decisivamente al crecimiento de su porfolio premium. Además, reseña que la filial española lidera el volumen de crecimiento premium del grupo en Europa, donde El Águila es una de las marcas que más crece en reconocimiento de marca entre las enseñas de esta categoría de Heineken.
Una de las particularidades de esta cerveza es que propone un ‘ritual de consumo’ distinto, diferenciándose así de la competencia. “En su posicionamiento, El Águila Sin Filtrar reivindica su intención de darle la vuelta a todo, incluida su botella, pues es en su ritual de consumo donde radica la esencia de esta cerveza: hay que girar la botella antes de servirla, sin agitar; y en el caso del barril, moverlo ligeramente cada día con el objetivo de despertar las levaduras en suspensión y así despertar todo su sabor”, detalla la compañía.
En los últimos meses también hemos visto otras innovaciones curiosas en el sector cervecero. Por ejemplo, hace poco contábamos que El Corte Inglés ha firmado un acuerdo con Cervezas Mica para producir una cerveza artesanal hecha con los excedentes de las panaderías de sus centros en Valladolid.
Y también nos hacíamos eco de una idea un poco más extravagante, la cerveza de alcachofa CachoBeer, desarrollada por un par de emprendedores de Tudela (Navarra).