Vivimos en la época 2.0, en la que la imagen de nuestra marca está muy vinculada a aquello que el usuario percibe de nosotros a través de su experiencia en Internet. Y si somos una tienda virtual, lo es todo. “El usuario distingue una tienda cuidada en diseño e imagen de otra descuida. Al igual que en el mundo real, los consumidores son conscientes de si compran en un bazar o en una tienda de marca. La imagen general diferencia a un establecimiento de otro y debe cuidarse mucho si queremos atraer clientes”, explica Carlos Oca, director comercial de Lextrend.
Si pretendemos que nuestro negocio sea un éxito, el catálogo es uno de los pilares. “Una vez que el comprador potencial llega a la tienda on line, es imprescindible que la exposición de la oferta sea clara, accesible, dinámica, intuitiva. Es el factor determinante a la hora de iniciar un proceso de compra y un elemento clave en la fidelización del cliente”, se afirma desde la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital).
CRITERIOS DE PARTIDA
La claridad y legibilidad son los puntos desde los que se debe concebir un catálogo. Partiendo de ello, hemos de tener en cuenta algunas circunstancias que nos deben orientar en su confección.
Ojo a la competencia. “Antes de plantear un catálogo, conviene estudiar el enfoque que está dando al negocio on line la competencia. Innovar es bueno si nos diferenciamos de los competidores, pero es malo en un mercado con productos y servicios homogéneos, donde el precio marca la decisión final del consumidor”, afirma Carlos Oca.
Antonio Mas, director general de Ideup, recuerda que hay que “estar seguros de presentar nuestro catálogo acorde a los estándares del mercado y de las costumbres de búsqueda de nuestro cliente”. Y desde Adigital se reseña que hay que atender al “desarrollo anterior de nuestro sector de actividad en Internet, ya que no es lo mismo crear un portal de viajes que una tienda on line de antigüedades. La primera opción está consolidada entre los usuarios y probablemente la segunda tenga todavía más camino por recorrer”.
En función de su amplitud. Dependiendo del número de referencias, el catálogo se organiza de forma distinta. No es lo mismo ofrecer 10.000 productos que 20. Igualmente, cada producto o servicio requiere una estrategia distinta. “Una tienda de moda es proclive a una respuesta más impulsiva en la compra, por lo que en la organización del catálogo debería destacar la última colección, los productos más vendidos o la zona outlet”, pone como ejemplo Oca. Igualmente, Mas indica que “cada catálogo tiene una fórmula, que puede ser similar dentro de un sector, y cada empresa debe buscar una experiencia de usuario acorde a su filosofía de marca”.
¿Quién es mi cliente? Según Adigital, el público objetivo de nuestra tienda puede determinar la presentación del catálogo. “Edad, perfil sociodemográfico… De estas características dependerá su mayor o menor familiarización con el entorno on line e influirá definitivamente en los planteamientos”, se apunta desde la asociación.
En definitiva, según el director general de Ideup, “hablar sólo de catálogo es un error. Debemos pensar en herramientas de ayuda, filtros, búsqueda y sus resultados y, sobre todo, ficha de producto. La localización y presentación del producto es el primer paso de comercio electrónico y su objetivo será lograr una cesta de la compra. Nuestro catálogo debe lograr que los productos se encuentren con facilidad, se presenten adecuadamente y tengan profundidad de información”.
¿CUÁNTO CUESTA?
Cada tienda será distinta de las demás y las posibilidades a la hora de confeccionar el catálogo son casi infinitas, por lo que es difícil establecer un rango de precios. Pero sí podemos identificar los principales aspectos que condicionan el desembolso final y que supondrá su diseño e implementación. “Depende del automatismo del catálogo y del número de referencias. Hay una gran variedad de catálogos on line y, por tanto, de precios”, se afirma desde Adigital.
Para Oca, “la diferencia en el precio tiene que ver con la integración o no con los sistemas y arquitectura del cliente. Si la venta se produce únicamente on line, la plataforma será mucho más económica que si debe integrarse con los sistemas de la empresa”.
En cualquier caso, el director comercial de Lextrend anota que “un proyecto serio de comercio electrónico sin integraciones puede oscilar entre 30.000 y 40.000 euros. Si la tienda on line es integrada con los sistemas del cliente, los precios suben en función de la tecnología que deba utilizar la plataforma y la arquitectura en la que deba funcionar. La integración es necesaria para garantizar que las ventas facturadas on line se procesan como las ventas off line: reducción de stock y disponibilidad, alta del cliente en el CRM, facturación, devoluciones…”.