Este verano ya hemos visto algunas noticias en este sentido. Por ejemplo, Europa Press informaba del fallecimiento de un agricultor en Aznalcóllar (Sevilla) por un golpe de calor. El Diario de Mallorca también se hacía eco del colapso de otro trabajador en Palma. Y el año pasado fue muy comentada la noticia acerca de la muerte de un empleado de limpieza del Ayuntamiento de Madrid, recogida por elDiario.es. Este caso fue particularmente sonado, ya que se supo que estos operarios se veían obligados a trabajador con un uniforme de poliéster, que dificultaba la transpiración.
Ante esta situación, el Gobierno aprobó el pasado mes de mayo el Real Decreto-Ley, que incluye una serie de medidas urgentes para la protección de los trabajadores expuestos a temperaturas extremas. Dicha norma obliga a adaptar las condiciones de trabajo, incluyendo la reducción o modificación de la jornada, cuando se activen avisos de fenómenos meteorológicos adversos de nivel naranja o rojo por parte de la AEMET o de los organismos autonómicos competentes.
Además, muchas empresas se han puesto las pilas y están desplegando medidas para mejorar las condiciones laborales de sus empleados en momentos de calor extremo… aunque algunas han patinado a la hora de ponerlas en marcha.
Éste es el caso de Stuart, una empresa de mensajería, que respondió a las primeras olas de calor del año de una manera un tanto polémica. Según relata El Periódico de España, la compañía remitió a sus empleados un correo electrónico con el asunto “Es hora de mojarse”, donde informaba a sus repartidores de las medidas de prevención de riesgos laborales que pretendía adoptar poner en marcha como respuesta a las olas de calor.
Sobre el papel, la idea parecía buena. Pero la ejecución no fue la mejor posible. La principal herramienta que ponía la empresa a disposición de sus trabajadores era una aplicación móvil donde se podía consultar un mapa en el que estaban indicadas las fuentes públicas de agua. De esta manera, invitaba a sus repartidores a que fueran haciendo paradas en el camino para llenar su botella, hidratarse y refrescarse.
La compañía prometía en ese mismo mensaje que facilitaría botellas de agua a sus empleados. Sin embargo, fuentes sindicales consultadas por el diario aseguran que no se les facilitó nada más que dicha app.
La compañía tampoco había facilitado a sus repartidores crema protectora ni ropa que cumpliera con la doble función de cubrir el sol y facilitar la transpiración, según confirmaron miembros del sindicato CGT en el comité de empresa de Stuart en Barcelona, consultados por El Periódico de Catalunya.
Otras empresas del sector parece que han hecho mejor sus deberes. Por ejemplo, los repartidores en plantilla de Glovo que dan servicio a la división de supermercados reciben agua, ropa adecuada al calor y tienen descansos estipulados entre pedido y pedido, detalla El Periódico de España.
Además, los encargados han recibido formación específica en prevención ante los riesgos causados por el calor y tienen un protocolo cuando la AEMET activa este tipo de alertas, redoblando la vigilancia para detectar posibles episodios de mareos o síntomas de insolación. Asimismo, aumentan las dosis de pastillas isotónicas que entregan a los repartidores, que se mezclan con agua para ofrecer una alta hidratación y compensar el esfuerzo físico que comporta el reparto en bicicleta.
Sin embargo, hay que recordar que muchas de las personas que dan servicio a las empresas de reparto son trabajadores autónomos, que están mucho más desprotegidos, ya que quedan excluidos de las medidas contempladas en los protocolos implantados por las empresas para sus empleados en nómina.
]]>