El ‘brainstorming’ y la ‘tormenta de arroz’ basan su eficacia en la suma de mentes pensantes. Quizás por eso, la tormenta de ideas sigue siendo la técnica ‘estrella’ de los equipos más creativos.
Brainstorming: La tormenta de ideas
Esta técnica americana consiste en provocar la generación de ideas sin entrar a valorarlas hasta el final. El juicio diferido garantiza la lluvia de ideas, tal como su nombre indica, ya que poco a poco el grupo se desinhibe y se van creando asociaciones en la mente de los participantes e impulsando nuevas ideas.
Así funciona
Lo ideal es que el grupo no sea demasiado grande, entre seis y doce personas, para garantizar la participación de todos. El primer objetivo es generar el mayor número de ideas posible y con total libertad. Se empieza eligiendo un líder del grupo, alguien capaz de parafrasear las ideas de los otros y de encontrar analogías a las sugerencias de los participantes. El líder u otra persona elegida debe escribir el problema central e ir anotando después todas las sugerencias que vayan surgiendo. Para garantizar la fluidez de pensamiento, se deben anotar todas las ideas y respetar el orden en que han sido propuestas. Todos los miembros del grupo debe ir pensando formas de mejorar las ideas o de combinarlas para proponer una nueva. Para motivarles, el líder debe hacer preguntas del tipo: ¿qué más? y ¿de qué otra forma podemos…?
Poner en orden
El siguiente paso es la evaluación de las ideas. Se deben ordenar en grupo antes de entrar a valorarlas con mayor profundidad. Una forma de hacerlo es crear tres grupos de ideas en función de su utilidad: las que sean de inmediata utilización, las que se deben explorar más tarde y las que necesitan un enfoque nuevo. Al final, el grupo debe ponerse de acuerdo y seleccionar la idea que mejor se ajuste a sus necesidades.
Tormenta de arroz: Pensamientos a la japonesa
Esta técnica es la versión japonesa de la tormenta de ideas. En este caso, el grupo empieza planteándose preguntas para asegurarse de que han comprendido bien todos los aspectos del problema y encontrar finalmente una solución en común. Como en la tormenta de ideas, la reunión empieza eligiendo un líder y planteando el problema.
Así funciona
Cada miembro del grupo escribe las dudas que le surjan. Debe escribir una sola cuestión por ficha y utilizar tantas fichas como sea posible. El líder recoge las fichas y las vuelve a repartir asegurándose de que nadie recibe sus propias fichas. Después, lee una pregunta en voz alta y los demás hacen lo propio con las que tienen en sus manos, intentando que cada una esté relacionada con los hechos anteriores. Este intercambio sirve para resumir el problema. Después, se inicia la propuesta de soluciones siguiendo el mismo procedimiento de las fichas. El objetivo final es reducir todas las ideas a una sola clave del problema para extraer su esencia.
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