Visión distorsionada
Ser negativo y ver la botella medio vacía es el mayor obstáculo para sobreponerse a la adversidad. Pero el lado contrario también es perjudicial.
Ser optimista y ambicioso es necesario, pero lo que no hay que hacer nunca es ‘enamorarse’, perder la perspectiva real del negocio y no ver la realidad. El optimismo también tiene una carga tremenda de ceguera. Es fundamental buscar el equilibrio entre estas dos emociones y para ello, la solución es analizar bien los datos, porque a veces los números confirman tus ideas, y a veces no.
Para evitar el riesgo de engañarse a uno mismo, se puede acudir a personas que hayan estado en situaciones similares y tengan un enfoque global y que transmitan su experiencia.
Hay que evitar los dos sesgos: decidir sólo según las emociones o sólo según los fríos números: en ambos casos, siempre se pierde una parte importante de la realidad.
Estrés
El estrés provocado por el exceso de trabajo y por las preocupaciones es uno de los mayores enemigos del equilibrio emocional, ya que provoca cansancio, disminuye la capacidad de reacción y a menudo afecta a la vida familiar. Todos esos factores se unen para complicar la gestión empresarial, lo que a su vez provocará más estrés. La solución es organizarse.
El estrés no depende del trabajo: es la diferencia entre lo que uno quiere hacer y lo que hace. El problema es que muchas veces no nos paramos a reflexionar sobre nuestras metas. Una buena técnica puede ser escribir en un papel qué quieres conseguir, por qué lo haces y qué estás dispuesto a dar y una vez que estén claros los objetivos, sólo hay que coger la agenda, fijar un tiempo para cada acción y dividirlo por la fecha límite.
Así sabrás si lo puedes hacer o no.
Frustración
Casi todos los emprendedores pasan por los mismos problemas, pero no lo saben, y tienden a pensar que sólo les ocurre a ellos. Esta percepción les puede llevar a pensar que los obstáculos son producto de su incapacidad para dirigir el negocio, lo que llevará a un estado de frustración.
Conocer el caso de otros empresarios que ya han superado esas situaciones, ayuda a mantener la moral alta. Se puede encontrar refugio en los foros on line o en los que organizan distintas instituciones públicas o privadas (cámaras de comercio, organismos públicos, escuelas). El emprendedor puede juntarse con gente que tiene sus mismas inquietudes.
Saber que no es el único le animará, verá que si sigue peleando tendrá su recompensa. Otra forma de sentirse acompañado es leer libros, sobre todo biografías de empresarios de éxito, y, sí, revistas, que ayudan a comprender las dificultades y a tomarlas como algo normal.
No confías en nadie más
Si lo piensas, es la pescadilla que se muerde la cola: si no delego responsabilidades y si no comparto la información, el resto de la empresa no puede tener una perspectiva global del negocio. Y como no tienen una perspectiva global del negocio no pueden tomar buenas decisiones. Y como no pueden tomar buenas decisiones porque no tienen perspectiva, entonces yo no les pregunto. Y como sólo yo tengo toda esa información, pues las decisiones las tomo única y exclusivamente… yo.
Si tú mantienes todas las relaciones, te conviertes tú mismo en un cuello de botella.
Se van cogiendo cada vez más funciones cuando las cosas funcionan. Porque cuando no funcionan, cuando hay problemas, se pide ayuda. Y si no se pide ayuda, al final, se termina llegando a un punto muerto. En realidad el exceso de liderazgo tiene mucho que ver con ‘morir de éxito’.
¿La solución? Comenzar a delegar. Aquí tienes algunos ejercicios para aprender a delegar.