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Amancio y Marta Ortega: dos estilos emprendedores radicalmente diferentes

¿Gestionará Marta Ortega la empresa de forma distinta a su padre debido a sus diferentes métodos? ¿Cambiará de rumbo la compañía?

15/04/2021  Redacción EmprendedoresGestión

¿Gestionará Marta Ortega la empresa de forma distinta a su padre debido a sus diferentes métodos? ¿Cambiará de rumbo la compañía?

El pasado, presente y futuro de Inditex, una de las mayores empresas textiles del mundo, pasa por los miembros de la familia Ortega. Padre e hija, el primero en el final de su carrera profesional, y la segunda en el comienzo de un prometedor futuro. Ambas personalidades tienen muchos aspectos en común, pero es en las diferencias donde verdaderamente destacan.

Los principios de cada uno

No vamos a decir que Amancio Ortega tuvo unos principios muy diferentes a los de los demás jóvenes de su edad en esa época. En los años cincuenta cualquier hijo de vecino trabajaba a una edad muy temprana. Pero es cierto que no tuvo las facilidades que tienen los ricos para prosperar. En ese sentido, Ortega es un hombre hecho a sí mismo, que empezó desde la base de la pirámide y creció hasta el más alto escalafón.

A los 14 años empezó su andadura profesional de repartidor de la camisería Gala en A Coruña. Después de conocer a su exmujer, ambos montaron la empresa que hoy es conocida como Zara. La pareja cosía batas acolchadas de guata a mano hasta altas horas de la noche.

Al contrario que Amancio, Marta nació cuando Inditex ya estaba consolidado. Pero tampoco es fácil vivir en un mundo donde todos tienen grandes expectativas puestas en ti. Por eso Marta intentó emular a su padre y empezó a trabajar como dependienta de Bershka en Oxford Street de Londres.

La formación de ambos

¿Para qué vale estudiar? A Amancio Ortega no le sirvió de mucho; sin embargo, tiene en su poder el mayor imperio textil del mundo. No asistió a clases de moda, ni estudió una carrera de ADE, ni hizo un máster en una prestigiosa universidad. Eran otros tiempos. El único registro que hay sobre los estudios de Amancio fue en su niñez, cuando iba con su hermano mayor al colegio de “los franceses”, el Sagrado Corazón.

Por su parte, Marta Ortega es todo lo opuesto a su padre en cuanto a estudios. Comenzó su educación en el colegio de jesuitas Santa María del Mar en A Coruña, y continuó formándose en Suiza. Después volvió a su Galicia natal para estudiar Negocios en la Universidad de A Coruña y finalizó su formación en la Escuela Europea de Negocios de Londres. Un curriculum impecable.

La cara y la cruz de la moneda

En pocas ocasiones hemos podido ver a Amancio Ortega en público. Es una persona reservada que no quiere ser el objetivo de las cámaras. En toda su carrera profesional no ha ofrecido ninguna entrevista, así que prácticamente su vida es un misterio. ¡Cuantas cosas interesantes podría contarnos el señor Ortega!

El caso es que las pocas veces que le hemos visto en escena no ha destacado por ser una persona que sigue las tendencias de la moda. Es cierto que a sus 83 años no tiene que ser lo que más le preocupe. Su indumentaria es muy clásica, sin grandes florituras ni extravagancias del mercado: pantalón, zapatos oscuros, camisa blanca y para delante. El único día que se puso más elegante fue en la boda de su hija Marta que se atavió con traje y corbata.

Marta es la otra cara de la moneda, ella si es visible al público. De hecho, es la mejor imagen de marca de la empresa. Prenda que lleva, prenda que al día siguiente se agota en las tiendas. Marta asiste a los actos de la empresa con complementos que todavía no han salido en tiendas para aumentar la expectación. Toda una campaña de marketing.

Las aficiones de los Ortega

Según algunas fuentes, Amancio es una persona ambiciosa, pero paradójicamente también es un hombre mundano, que tiene apego por las cosas sencillas y de campo. Le encanta dedicarse a la agricultura y a la jardinería. En su pazo abundan las vacas y las gallinas. Eso si, no es un gran amigo de los caballos, punto en el que choca con su hija. Aun así, Amancio compró el centro hípico de Casas Novas para que Marta pudiera montar a caballo y disfrutar de esta afición siempre que quisiera.

Redacción Emprendedores