La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales es uno de los principales objetivos que se planteaba para la vigente legislatura Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social.
Aunque la tramitación de la reforma parecía atascarse, al final ha seguido avanzando, por lo que la reducción de la jornada laboral podría ser una realidad en la segunda mitad del año.
Así pues, las empresas deberían empezar a prepararse para cuando entre en vigor. Sin embargo, muchas organizaciones todavía no conocen demasiado bien la propuesta y tienen muchos interrogantes.
Principales dudas de las empresas
Amparo Iglesias, abogada de Legálitas, explica que las empresas tienen dudas legales respecto a su vigencia y aplicación. “Tanto empresas como trabajadores nos preguntan cuándo va a entrar en vigor la nueva jornada máxima. También preguntan cómo se debe aplicar en las empresas, cómo se aplica en los trabajadores a tiempo parcial o con reducciones de jornada por guarda legal, si cabe la compensación con días de descanso, etc. Asimismo, plantean si la nueva regulación puede afectar al salario que los trabajadores perciben”, desgrana.
Y entre las que tienen cierto conocimiento de la ley, las dudas surgen respecto a la productividad y el incremento de costes laborales. “Muchas compañías se preguntan cómo podrán mantener su nivel de rendimiento con menos horas de trabajo, especialmente en sectores con alta demanda de personal o con horarios extendidos, como la hostelería y el comercio”, subraya Fernando Vázquez, socio consultor y co-area developer de ERA Group.
Al hilo de ello, Mónica Pérez, directora de comunicación y estudios de InfoJobs, recuerda que la productividad está cayendo en los últimos años. “Según algunos datos del Instituto de Estudios Económicos (IEE), parece que la productividad por empleado en España ha bajado un 1,9% desde 2018, alejándose todavía más de la media europea. Esta caída tiene bastante que ver con la reducción de las horas trabajadas, que en España se ha acelerado más rápido que en otros países europeos —un 3,4% frente al 2% en el resto de Europa—. Además, si hablamos de la productividad por cada trabajador ocupado, desde 2013 hasta 2023, en Europa creció casi un 6%, mientras que en España solo lo hizo en un 0,7%”, detalla.
Vázquez apunta que “otra inquietud importante es el incremento de costes laborales”. “Para muchas pymes, asumir una reducción de la jornada laboral sin bajar salarios puede ser complicado, ya que implicaría contratar más personal o reorganizar turnos, algo que no siempre es viable”, comenta.
“Desde CEOE y CEPYME comentan que esta reducción podría suponer hasta 42.000 millones de euros, un gasto que afectaría especialmente a las pequeñas empresas. Según CEPYME, 3 de cada 4 trabajadores (alrededor de 13,5 millones de personas) estarían afectados por la medida, por lo que sería muy importante tener un buen plan para evitar pérdidas económicas o aumentos exagerados de los costes operativos”, añade Pérez.
Además, Vázquez señala que a las compañías les preocupa el tiempo de adaptación, “ya que la normativa establece como plazo máximo el 31 de diciembre de 2025 para que los diferentes sectores actualicen sus convenios y apliquen la nueva jornada laboral”.
“Esta medida requerirá que los sindicatos y las organizaciones empresariales ajusten sus acuerdos para reflejar la reducción de jornada, asegurando que las condiciones laborales, salarios y beneficios se alineen con la nueva normativa. Por lo tanto, la adaptación a la nueva jornada laboral exigirá un proceso de negociación colectiva activo y colaborativo”, agrega.
Hay que recordar que los convenios que ya contemplen 37,5 horas semanales o menos no sufrirán ningún cambio, “ya que actualmente se encuentran en el margen de la nueva jornada laboral”, anota Pérez.
¿Cómo adaptarnos a la nueva jornada laboral?
Aplicar directamente una reducción de la jornada laboral, pasando de 40 a 37,5 horas a la semana, puede ser complicado para algunas empresas. Pero hay algunas formas de hacerlo que nos pueden ayudar a adaptarnos.
“Existen alternativas que las empresas pueden implementar, como la jornada comprimida, que permite redistribuir las horas laborales en menos días, trabajando jornadas más largas a cambio de más días de descanso. Otra opción es el banco de horas, que permite acumular las horas extra trabajadas para ser recuperadas en periodos de menor actividad”, apunta Vázquez.
Igualmente, tal vez sea posible compensar la reducción de la jornada con más días de vacaciones. “Parece que esta modalidad de adaptación de la jornada a la nueva normativa será posible, ya que en el anteproyecto de ley se habla de jornada máxima en cómputo anual, lo que significa que cabrá compensar la jornada, siempre y cuando en cómputo anual se respeten las 37,5 horas máximas”, afirma Iglesias.
En cualquier caso, el experto de ERA Group recuerda que “estas medidas deben ser acordadas entre las empresas y los empleados, respetando siempre la legislación y los derechos de los trabajadores”.
Otra incógnita importante es cómo se adaptarán los contratos con jornadas parciales. “Aunque saldremos de dudas cuando tengamos el texto definitivo, se prevé que en estos supuestos se recalcule el porcentaje de la jornada que se reduce teniendo en cuenta la nueva jornada máxima de 37,5 horas semanales, incrementándose el salario en el porcentaje correspondiente. Seguramente los trabajadores podrán seguir realizando la jornada que venían realizando, pero con el salario actualizado”, explica la abogada de Legálitas.
¿Qué hacer para que no se resienta la productividad?
La responsable de InfoJobs ofrece algunas ideas para reducir el impacto en la productividad de una jornada laboral más corta. “Entre las más eficaces está la apuesta por automatizar y digitalizar tareas. Al aprovechar herramientas tecnológicas que se encarguen de este tipo de actividades más mecánicas y repetitivas, se puede mejorar la productividad y reducir la dedicación horaria”, comenta.
De igual modo, Vázquez señala que “las empresas pueden enfocarse en optimizar sus procesos y mejorar la eficiencia operativa”. “Una de las claves es la digitalización y automatización de tareas repetitivas, lo que permite liberar tiempo para actividades de mayor valor. También es fundamental una mejor planificación del trabajo, priorizando tareas esenciales y fomentando modelos organizativos más ágiles”, añade.
Pérez también considera que “el trabajo debe orientarse cada vez más hacia objetivos, en lugar de tiempos y dedicación”, aunque reconoce que “esto no siempre es aplicable en todos los roles”.
Asimismo, el experto de ERA Group cree que “invertir en formación y motivación de los equipos puede hacer que el tiempo de trabajo sea más productivo, reforzando la cultura del rendimiento por objetivos, en lugar de medir sólo las horas trabajadas”.
También opina que “la flexibilidad laboral puede ser una aliada en este proceso”. “El teletrabajo o la distribución más eficiente de turnos pueden ayudar a mantener la continuidad operativa”, afirma.
Además, la portavoz de InfoJobs recalca que “aprender a gestionar mejor el tiempo ayuda muchísimo a que las horas que dedicamos al trabajo sean realmente productivas”. Y aquí hay que mejorar mucho, ya que hace poco nos hacíamos eco de un estudio de Ringover.es que desvela que los trabajadores españoles realmente sólo son productivos durante 5 horas y 6 minutos de su jornada laboral.
¡Ojo con las sanciones!
Las organizaciones que no apliquen la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales a sus plantillas se exponen a importantes multas. “Las empresas que no cumplan con la nueva normativa de reducción de jornada laboral y registro horario podrían enfrentarse a sanciones económicas. Las infracciones se clasifican en leves (1.000 a 2.000 euros), graves (2.001 a 5.000 euros) y muy graves (5.001 a 10.000 euros), con multas aplicadas por cada trabajador afectado. Si el incumplimiento pone en riesgo la seguridad y salud de los empleados, la infracción se considera grave, lo que aumenta la severidad de la sanción”, puntualiza la representante de InfoJobs.