Pizzerías Carlos acaba de inaugurar su primer restaurante en Logroño, un local que opera en régimen de franquicia y que tiene el objetivo de cubrir la oferta de restauración «que combina el concepto casual food con un producto y servicio de calidad, tanto a domicilio como en el establecimiento, donde se cuida al máximo el diseño del espacio y la experiencia de consumo», como acaban de anunciar desde la central.
La cadena afianza en paralelo su posición en el área metropolitana de Madrid, con la apertura de su segundo restaurante en Móstoles, lo que le permite alcanzar los 36 establecimientos en la Comunidad de Madrid, región en la que concentra cerca del 50% de su actividad.
Con estas dos incorporaciones, Pizzerías Carlos alcanza los 69 centros y refuerza su plantilla con 50 nuevos profesionales. “Los franquiciados son un pilar en el desarrollo de nuestra marca y vamos a seguir impulsado este modelo dentro de nuestro plan de expansión», señala Francesc Ros, socio fundador de Pizzerías Carlos. «Al mismo tiempo, continuaremos creciendo con unidades propias como muestra de la confianza que tenemos en el concepto que hemos diseñado”.