El teletrabajo como uno de los fenómenos asociados al coronavirus. En este contexto, la franquicia especializada en la gestión de actividades y eventos deportivos Sportmadness ha dicho adiós de manera definitiva a la oficina física, para que todo su equipo en central –ocho personas– trabaje en remoto. “No era algo que estuviésemos madurando antes de la crisis, sino que ha sido consecuencia directa de ella”, aclara Alejandro García, fundador y CEO de la franquicia. “La reflexión surge tras los dos primeros meses, periodo en el que se dieron varios factores. Por un lado, la incertidumbre de cuándo podríamos volver a la oficina o cuándo tendría sentido regresar a ella, además del coste de mantenerla. El segundo elemento, y más importante, es el aumento de la productividad, con una encuesta al equipo donde el incremento medio era del 28%. Yo no sería tan optimista, pero sí creo que aumentó en torno al 15%. A lo anterior, sumamos lo felices que están trabajando desde sus casas, sin olvidar que esto nos abre posibilidades de encontrar talento en todo el mundo”.
¿Qué riesgos puede implicar este cambio? “Es importante el punto en el que hemos tomado la decisión. La última persona que entró en el equipo lo hizo hace dos años, con lo cual la cultura de trabajo, de la empresa, ya está definida, todos la conocemos muy bien, la respetamos y la cumplimos. Es decir, hay que mantenerla, no crearla. Para una empresa que empieza desde cero, en cambio, fomentar esa cultura se hace mucho más fácil de manera presencial, de ahí que el riesgo es que disminuya si se trabaja en remoto. No obstante, esto se puede mitigar. Yo sé que, de los X euros que nos ahorramos con la oficina, el 30-40% lo destinaremos a actividades para hacer equipo”.
¿Y cómo es el día a día, qué protocolos siguen para que el trabajo fluya de manera correcta? “Empezamos los lunes con una reunión donde activamos las cámaras y nos vemos las caras, para contar las prioridades para esa semana. Todas las semanas, ademas, mantengo una reunión individual con cada uno de los integrantes del equipo que me reporta, donde comentamos sus prioridades, qué problemas tienen, cómo les puedo ayudar y cualquier cosa que les pueda inquietar, de la relación con los franquiciados… Y cada viernes recibo un reporte por escrito en el que se informa de cómo se han cumplido esas prioridades semanales y las de la próxima semana”.
De cara a los franquiciados, organizan formaciones todas las semanas, además de celebrar sesiones grupales donde analizan temas concretos. “Un ejemplo lo tenemos en un encuentro donde abordamos cómo trabajar en ayuntamientos pequeños y cómo acceder a este tipo de clientes. A partir de aquí, seleccionamos a tres o cuatro asociados que, por su zona geográfica, tengan acceso a estos clientes, junto a uno o dos que hayan desarrollado buenas practicas en este ámbito. Los reunimos a todos y lo cierto es que es una iniciativa que está funcionando de forma fantástica”.
La descrita hasta ahora es la rutina que siguen en esta franquicia. “Intentamos huir de las reuniones –ya lo hacíamos antes de la crisis–, sólo las programamos cuando es estrictamente necesario, con lo cual intentamos tener la agenda despejada para que la gente pueda poner foco en sacar su trabajo adelante”.
¿Y qué herramienta tecnológica les está ayudando en el proceso? “Sólo utilizamos el paquete de Office”.