Desde su origen en Japón, hace más de 50 años, el éxito del método Kumon ha traspasado fronteras, con una red que hoy consta de 24.000 centros de enseñanza distribuidos por 60 países y un total de cuatro millones de alumnos. Un éxito, por otro lado, que han replicado en nuestro país, donde hoy suman más de 20.000 alumnos en sus más de 200 centros repartidos por toda la geografía nacional.
Las cifras descritas otorgan a la marca el liderazgo global en el ámbito educativo, condición que han alcanzado gracias a un método propio de aprendizaje que permite desarrollar al máximo el potencial intelectual del alumno mediante tres programas: Kumon Matemáticas, Kumon Lectura y Kumon English. A partir de aquí, la cadena acerca al emprendedor una oportunidad inigualable de transformar el mundo a través de la educación. Y todo ello, de la mano de un concepto de negocio genuino, diferente a todo lo que uno se puede encontrar en el mercado y rentable.
Desgranemos a continuación todas las claves que hacen de Kumon una opción a tener muy en cuenta si estás pensado en dar el paso de emprender.
Cubren una necesidad desatendida
Éste es uno de los grandes valores de una marca que propone a las familias una actividad extraescolar con la que educar en valores como el autodidactismo, la autonomía, la eficacia y la motivación por aprender. “Hablamos de capacidades básicas en el desarrollo académico de los niños y que quedan a un lado en un sistema educativo convencional donde la transmisión de contenidos es la protagonista”, subrayan desde la central.
En línea con este planteamiento, Kumon, sus centros y sus orientadores [franquiciados] se alejan del modelo tradicional de enseñanza centrado en el profesor. “Apartamos su carácter correctivo o reparador y apostamos por un modelo focalizado en el alumno y en la vertiente preparatoria y motivadora de la acción educativa”. A partir de aquí, el horizonte del trabajo diario es formar a personas responsables y competentes mediante la búsqueda del potencial de cada alumno y desarrollando al máximo su capacidad. ¿Y cómo lo logran? Las siguientes claves lo explican:
Material didáctico de excelente calidad y en constante revisión. Creado bajo la premisa de servir de instrumento de aprendizaje autónomo, esto provoca el mayor efecto en el desarrollo del potencial del alumno en el menor tiempo posible.
Una progresión constante. El material está estructurado para que el avance sea paulatino y significativo, además de apoyarse siempre en conocimientos previos, sin olvidar que está repleto de pistas y ejemplos que el alumno utiliza para construir su propio conocimiento de una forma individualizada.
Qué edad es la idónea. El rango más adecuado para comenzar en Kumon es de los 2 a los 10 años.
Una hoja de ruta clara. El orientador supervisa y guía el uso del material, siempre con el fin de desarrollar el potencial, la independencia y el gusto por el aprendizaje.
Logros y éxitos compartidos. El método de trabajo involucra a la familia en el proceso formativo, algo vital, ya que Kumon está pensado para inculcar el hábito de trabajo individual y autónomo de cada alumno en su propio domicilio.
Un aprendizaje vital. El orientador pasa de ser un mero transmisor de conocimientos o un reparador de casos de fracaso escolar a ser un agente que influye e impacta en el desarrollo de capacidades y actitudes positivas para el aprendizaje y la vida en general.
Subrayar, además, que este método adquiere hoy una especial relevancia, en un escenario global marcado por la incertidumbre. “Nuestra meta es fomentar en los niños la actitud y las capacidades de un alumno autodidacta, facilitarles herramientas para que puedan adaptarse a un futuro que ahora ni podemos imaginar. A partir de aquí, debemos enseñar a nuestros hijos que el concepto de ‘aprender’ no está limitado al ámbito escolar, sino que es un acto de desarrollo personal que deben trabajar con responsabilidad ante cualquier circunstancia”.

¿Cómo se trabaja en el día a día?
Una vez conocidas las líneas maestras del método Kumon, cabe preguntarse cómo se lleva a la práctica y cuál es el día a día del alumno:
Un punto de partida sólido. Al llegar al centro, el alumno realiza una prueba de diagnóstico para identificar el punto en el que se encuentra en relación con las capacidades y actitudes desarrolladas. Una vez identificado ese punto, le asignan un punto concreto dentro del material didáctico, a partir del cual comienza a practicar.
Cuánto tiempo dedica el alumno a Kumon. Una media hora por programa, dos días a la semana (el número puede variar según las necesidades) bajo la supervisión de un orientador de manera presencial u online, y el resto (5), en su domicilio.
Ampliando horizontes… A medida que avanza por el material didáctico, y una vez construida esa base, se pone el foco en el trabajo independiente: se da al alumno la posibilidad de estudiar contenidos nuevos y desconocidos, que no ha tenido en el ámbito de la enseñanza reglada.
Y llegando a la meta… En la parte final del recorrido, el alumno será dueño de su propio aprendizaje, aplicará la información ya aprendida, utilizará de manera eficiente las capacidades adquiridas y mostrará curiosidad y gusto por aprender.
Un soporte al franquiciado único y diferencial
Para abordar todas las tareas descritas con anterioridad, los orientadores [franquiciados] reciben una preparación exigente y, sobre todo, participan de este modelo de formación “tan diferente al que estamos acostumbrados”. Y esto forma parte del apoyo integral que desde la central prestan al franquiciado, con el fin de que emprenda sobre una base sólida y en un entorno seguro.
Este soporte se inicia ya en las primeras tomas de contacto del asociado con la marca y engloba todos los ámbitos, incluido el económico. En este sentido, Kumon plantea ayudas a fondo perdido para el alquiler, la rotulación externa del local y la publicidad inicial, a lo que suma todo el apoyo necesario desde la apertura, un programa exclusivo de formación continua y asesoramiento en la puesta en marcha del local.
Una vez iniciada la actividad, a cada franquiciado se le asigna un coordinador pedagógico que lo orienta en temas relativos a la atención de alumnos y familias, y a la gestión del propio negocio. Este profesional es su enlace con el resto de los departamentos de la empresa, que se encargan de supervisar, coordinar y orientar al emprendedor en diversas funciones, como formación, comunicación, material y recursos humanos.
A todo lo anterior, se añaden las visitas que de forma periódica recibe el centro por parte del personal de Kumon para desarrollar la actividad e impactar en la práctica del orientador–franquiciado y su equipo.
Todo este respaldo, junto con el trabajo cotidiano del franquiciado, hará que los beneficios a medio plazo sean equiparables a los que podría obtener un profesional de la educación que trabaje por cuenta ajena. “Y a largo plazo, la actividad permite superar esos ingresos y se convierte en una opción muy atractiva”.

¿Qué tipo de franquiciado buscan en Kumon?
Hablamos de un concepto pensado para el autoempleo, de ahí que se plantean unos gastos de constitución reducidos. A partir de aquí, los principales requisitos para optar a una franquicia son tener una clara vocación por la enseñanza, titulación universitaria y espíritu emprendedor. “En este sentido, un centro Kumon es un modelo de negocio de éxito probado y plenamente rentable, una oportunidad con un doble valor, profesional y humano”.
Si por algo destacan los franquiciados de Kumon es por su vocación educativa, la pasión por trabajar con niños y el deseo de ser parte importante en la educación y la vida de los alumnos que pasan por su centro. Su carácter emprendedor, por otro lado, implica que posea competencias y actitudes para gestionar en el plano económico su negocio y a su personal, impulsar actividades de publicidad y relaciones públicas, además de planificar las actuaciones propias de un centro.
Desde la central aclaran que no es preciso tener experiencia y formación en el ámbito educativo. En este sentido, sus orientadores proceden de distintos sectores, desde los negocios y las finanzas hasta la docencia y el derecho. «Y muchos de ellos son padres que vieron lo efectivo que fue el método para sus propios hijos y decidieron sumarse a nuestra red».
Siempre a la vanguardia
Una vez formalice su entrada en Kumon, el franquiciado pasará a formar parte de una compañía siempre dinámica y que refuerza su liderazgo gracias a una evolución constante y a absorber las tendencias que guían el ritmo del mercado. Un ejemplo reciente lo encontramos en la pandemia que ha sacudido al mundo, un escenario complejo donde fueron capaces de aprender y evolucionar de un modo rápido para adaptar su servicio de clases presenciales a un formato de clases online, “logrando además que la experiencia para el alumno sea prácticamente la misma”.
En este sentido, y gracias a que trabaja con un sistema 100% personalizado, incluso en las clases online los orientadores atienden a cada alumno de forma individualizada, profesional y cercana. “La idea es observar “cara a cara” no sólo qué hace, sino cómo lo hace, intentando ponerse en su lugar para descubrir cómo piensa, los procedimientos que aplica y, sobre todo, ver y sentir sus emociones”.
Como parte de su estrategia, Kumon está incidiendo en su propia evolución como empresa del sector educativo, abriéndose a las nuevas tecnologías y modernizando las formas de estudio de sus alumnos, como nos explicaba recientemente en una entrevista Antonio Campoy, subdirector general de Kumon España. “Desde la orientación a distancia al uso intenso del mundo digital, nos estamos preparando para un futuro a largo plazo, con la vista puesta en 2025”.
Con estas actuaciones, la compañía responde a las exigencias de un mercado donde los centros del futuro serán aquellos que compaginen a la perfección el servicio online y el presencial, con el foco siempre en las necesidades de la familia y del alumno. Un entorno éste en el que Kumon se sitúa como un proyecto de presente, pero, sobre todo, con un futuro inmenso.
