Son 102 puntos de venta y ninguno propio, porque la idea original de Replus, el negocio creado por la familia Miró Domenech en 1989, se limitaba a fabricar ventanas y cerramientos. Para ello, montaron en la localidad de Cocentaina (Alicante) una planta de producción de 8.000 metros cuadrados. Todo bien, hasta que sobrevino la crisis. La habilidad de los fundadores fue no mirar hacia otro lado en espera de que las cosas mejorasen.
Cuando vieron que la facturación había descendido hasta los 2,5 millones de euros al año decidieron reinventarse y cambiar el modelo de negocio. Si querían sobrevivir, tenían que cambiar el rumbo y aliarse con otros emprendedores. En el 2010 incorporan al frente de la dirección comercial a Juan Miguel Cantó, procedente de una multinacional alemana. Él es quien organiza toda la operativa de expansión a través de la búsqueda de partners que funcionan a modo de concesionarios oficiales, hasta superar el centenar de puntos de venta con los que, a día de hoy, cuenta Replus, además de una plantilla cercana a los 70 empleados y una facturación a punto de alcanzar los 10 millones de euros.
Durante estos ocho años, la red se ha ido ensanchando por la zona de Levante, primero, y el Sur peninsular después, a un ritmo de 1,5 nuevas aperturas al mes. La intención ahora es crecer hacia el norte de España, hasta sumar los 250 puntos de venta en el plazo de cinco años, lo que equivaldría a una facturación de unos 75 millones de euros. Éstas son las cifras con las que Cantó dice que se sentiría cómodo. La internacionalización, sin llegar a descartarla, no es, por el momento, una necesidad. “Fuimos de los que salimos ganando con la crisis”, afirma Cantó, quien, lejos de erigirse como el artífice del crecimiento, insiste en atribuir el mérito a “un equipo excepcional que me acompaña. En las empresas nada se hace solo”. Pero nadie mejor que él para explicar cómo ha discurrido ese camino hacia el éxito.
Control de todo el proceso
30 años de experiencia en el negocio de la ventana y cerramientos es tiempo suficiente para avalar a Replus Punto de Venta como fábrica y enseña nacional de referencia en el sector. Su planta tiene hoy capacidad para fabricar 400 ventanas y 5 techos móviles al día. “La fortaleza de esta enseña es ser el fabricante y seguir toda la trazabilidad del proceso hasta llegar al cliente final”, señala Juan Miguel Cantó.
La red empezó a fraguarse en 2010, captando a emprendedores que optaron por reconvertir sus negocios, adaptarse a la franquicia y adherirse a una marca cuyo producto ya contaba con prestigio en el mercado. Así se fueron sumando profesionales de perfiles tan variopintos como constructores, arquitectos o profesionales de otros sectores que vieron en éste una oportunidad. “Pero la mayoría de nuestros partners corresponden a negocios originales o pequeños talleres relacionados con el sector, que se han ido sumando para reconvertirse hacia un modelo más organizado, con una estética determinada, una gestión profesionalizada… Podríamos decir que esta franquicia se ha creado de la mano de los mismos profesionales”.
Riesgo cero
Define también Cantó a Replus como un “negocio redondo, como nuestro logo”. Para garantizar esa trazabilidad referida, disponen de un software propio a través del cual los franquiciados hacen un pedido a la fábrica. Previamente, ese pedido ha sido presentando, presupuestado y aceptado por el cliente. A partir de aquí, la fábrica, en el plazo de 2-3 semanas, suministra el producto para su instalación. “No hay posibilidad de rechazo, porque ya está todo aprobado y el partner, gracias a nuestra gestora, ha cobrado con antelación. A esto es a lo que nos referimos cuando hablamos de riesgo cero. Tenemos morosidad cero. El franquiciado se limita a vender y no necesita almacenar ni malvender estocaje”.
La facturación media para un negocio en el que trabajen 1 o 2 personas ronda, según Cantó, los 500.000 euros mensuales y el retorno de la inversión inicial empiezan a notarlo a partir del segundo año.
Orientada tanto a la inversión como al autoempleo, la franquicia está pensada para alguien que “sea capaz de hacer, de esto, la carrera de su vida”, aclara Cantó. “Éste no es un negocio de hoy te vendo y mañana ya no te veo. Aquí hacen falta personas que hagan de esto un oficio, no un trabajo”. Rechaza también Cantó la idea de que sea una actividad muy masculinizada, argumentando la equidad de género, casi al 50%, en la franquicia.
En cualquier caso, la cadena dispone de un completo programa de formacióntécnica y comercial-, además de asesoramiento y planificación. En cuanto a las condiciones para adherirse, el foco lo ponen en personas que dispongan ya de un local, aunque también la franquicia ofrece este servicio. La inversión ronda los 400 euros por metro cuadrado, en un proyecto llave en mano y para un establecimiento medio de entre 75 y 100 metros cuadrados.
El producto Pero ninguna de las condiciones expuestas asegurarían el éxito del negocio, de no ser por lo que Cantó define como “un producto muy exclusivo”. Se refiere a sus cerramientos y ventanas fabricados para ahorrar un 70% del consumo energético del hogar en materia de acondicionamiento térmico. “Tenemos un lema que dice ‘no tires el dinero por la ventana’, porque eso es lo que sucede cuando no cuentas con un buen aislamiento. Con nuestras ventanas garantizamos ese ahorro”.
Concluye Cantó diciendo que “en el mundo de la franquicia hace falta algo que se llama anclaje. Es decir, aquello que das al franquiciado, que no va a encontrar él, por su cuenta, en el mercado. Eso es lo que damos”.