Cambiar el chip
Oaknín recuerda que durante 2010 duplicaron la red. “Pero a partir de octubre, notamos un parón absoluto, que se extendió hasta diciembre”. A finales de ese mes empezaron a buscar estrategias que ayudaran a sus clientes –potenciales franquiciados– dándoles mayores facilidades para que entraran en el negocio.
“Cuando tiendes a hacer estrategias de financiación o de reducción de márgenes, debes tener en cuenta que recibirás menos dinero, más mensualizado, soportando los costes fijos que tienes, porque no vas a vender a pérdidas”.
Así, decidieron reducir la inversión inicial al 50% y la posibilidad de pagarla mes a mes. “En nuestro caso, hay que desembolsar 11.990 euros más 36 cuotas de 290 euros. Con esta nueva estrategia, en el primer trimestre de 2011 firmamos una quincena de nuevos contratos. La mitad de ellos eran de personas que lo habían intentado en el último trimestre de 2010 y no pudieron por falta de recursos”.
Con esta fórmula, el candidato debe disponer en efectivo de 11.990 euros más otros 12.000-14.000 euros para acondicionar el local y tener un pequeño fondo de maniobra, pago de permisos, etc. “Es decir, que un emprendedor que tenga entre 25.000 y 30.000 euros o 15.000 euros y los otros 15.000 euros financiados –que son cifras que sí dan los bancos–, puede tener su propio negocio. Una vez que le empieza a rentar, puede ir añadiendo más máquinas y ampliando la carta con nuevos servicios”.
Según el fundador de d-beauty, esta estrategia implica un gran esfuerzo de costes por parte de la central, sobre todo, un cambio en la gestión de las finanzas de la empresa ya que los márgenes son inferiores. “Para asumir los riesgos, hemos llegado a acuerdos con nuestros socios estratégicos –fabricantes de las máquinas– que nos han tendido la mano. Hay momentos en los que hay que saber ganar menos, porque si siempre quieres obtener lo mismo, tus estrategias son muy limitadas”.