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Casos reales

UNA EXPERIENCIA PARA OLVIDAR Una de las precauciones que debe adoptar todo franquiciado, como empresario independiente que es a nivel jurídico y fiscal, es adentrarse en un sector que conozca ...

29/12/2009  Redacción EmprendedoresFranquicias

UNA EXPERIENCIA PARA OLVIDAR

Una de las precauciones que debe adoptar todo franquiciado, como empresario independiente que es a nivel jurídico y fiscal, es adentrarse en un sector que conozca para evitar que le ocurra lo que le a Yolanda Borrell. “Teníamos un local y queríamos montar un negocio donde yo pudiese estar un rato. Nos decidimos por uno de peluquería a tarifa plana, pero fue un error, porque yo no tenía ninguna experiencia en el sector y eso nos obligaba a depender absolutamente en todo de ellos. Le dieron el visto bueno al local, pero cuando firmamos nos dijeron que no cumplía los requisitos. Invertimos 84.000 euros en canon de entrada, en mobiliario, publicidad y en formación que nunca nos dieron. Nos dijeron que nos facilitaban los peluqueros y el día de la inauguración no teníamos a ninguno. El sistema informático no funcionaba. Nunca vino nadie a vernos… En fin, un desastre. Todo fue mal desde el principio. Nos dieron todo tipo de esperanzas al principio y al final nos hemos quedado casi en la ruina”.

Intentó alquilarles a ellos la peluquería para que lo gestionasen directamente, pero no aceptaron el trato y, tras muchos intentos de solucionar el problema, acabaron en los tribunales. El resultado es que ya llevan 3.000 euros gastados en abogados y notarios y todavía no se ha resuelto. Mientras, ha intentado gestionar directamente la peluquería con otro concepto para lo que llamó a un notario que certificase que habían desaparecido cualquier rastro de la franquicia, pero su desconocimiento del sector le volvió a alejar de nuevo del negocio.

PRECIOS MÁS CAROS CON EL FRANQUICIADOR

B. M. no quiere dar su nombre ni hacerse fotos ni mencionar la franquicia en la que estuvo porque su caso, como el de otros 100 franquiciados de la misma enseña, está todavía en los tribunales. Su problema quizás fue no informarse previamente sobre quién estaba detrás de la enseña porque, como él mismo reconoce, “en los últimos tiempos salen franquicias como champiñones y muchas de ellas son mediocres tirando a malas. En nuestro caso, el concepto me pareció interesante, pertenecía a un sector que yo conocía y no era especialmente cara, unos 25.000 euros de canon de entrada. El problema fue cuando empecé a mandarle proyectos, él me contestaba por teléfono, de una forma poco rigurosa y con unos precios que no eran nada competitivos. Como yo sabía del sector me daba cuenta de que los precios eran disparatados y que así no podíamos hacer negocio. Intenté hacérselo ver pero no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer, así que decidí irme, pero denunciando previamente. Una vez que lo hice, quité los logos de toda mi publicidad y empecé a buscar los productos directamente a los fabricantes, llevándome la sorpresa de que me daban un margen que me resultaba más barato que el del franquiciador. Con el tiempo he descubierto que esa persona había sido juzgada por estafa”.

LA PRECAUCIÓN DE LEER EL CONTRATO

Con un local en propiedad y estudios de Turismo, C.G. pensó que la opción perfecta para su desarrollo profesional era montar una agencia de viajes. “El problema fue recurrir a una franquicia, tenía que haberme informado antes con un empresario independiente. Cuando el franquiciador capta es como el cortejo, todo son facilidades. Luego la realidad es distinta y de lo que ofrece se queda en la mitad. En mi caso, tuve la precaución suficiente de leerme con lupa el contrato, especialmente en lo relativo a las posibilidades de rescisión y a la cláusula de no competencia. Cuando las cosas empezaron a ir mal, porque no tenía ningún apoyo por parte de la central, seguí escrupulosamente los pasos para la rescisión del contrato, como avisar con tres meses de antelación, y así no hubo ningún problema posterior.”

Ahora sigue en el negocio como empresario independiente afiliado a un grupo de gestión. Eso sí, no ha solicitado ni la recuperación del canon ni ha denunciado a la enseña por daños y perjuicios, dos aspectos que facilitan la salida de la red y, en algunos casos, cierta laxitud en el cumplimiento de la cláusula de no competencia.

Redacción Emprendedores