Si alguna vez has sido ”erasmus” te sentirás identificado con parte de lo que hablan aquí los y las expertas sobre este tema. Estudiar fuera de tu país es una experiencia que va más allá de adquirir conocimientos en otro idioma.
Empaparte de otras costumbres, colores, sabores, formas de hacer… de la cultura en la que te sumerges: todo esto da al estudiante que pasa un periodo formativo en el extranjero un “extra” que le enriquece.
A menudo esas soft skills que aportan madurez y “sabiduría” para moverse por el mundo con soltura son muy valoradas por empresas a la hora de escoger perfiles profesionales. Por otro lado, el dominio de idiomas está en alza en un mundo cada vez más globalizado.
En resumidas cuentas, la formación unida a la experiencia de una estancia internacional ayudan al estudiante a lograr un conocimiento integral, tanto académico como laboral y de crecimiento personal.
GEMA PANADÉS
COO de Esneca Business School

Las experiencias formativas en el extranjero son una enorme fuente de aprendizaje multidisciplinar. Por una parte, en cada estancia se potencia la autonomía y la seguridad, a la vez que mejoran las habilidades de trabajo en equipo y adaptabilidad a los cambios.
Mientras que, a nivel socioeducativo, estudiar en el extranjero permite aprender el idioma y conocer otras culturas del mundo. El manejo de otras lenguas y las habilidades interculturales adquiridas también son muy valoradas en el ámbito profesional, puesto que se trata de aptitudes que se priorizan en todos los procesos de selección.
Formación y experiencia internacional se unen para promover un conocimiento integral. Estudiar en el extranjero es sinónimo de vivir y afrontar nuevos retos, salir de la zona de confort y abrir nuevos horizontes profesionales. Todo ello se traduce a la adquisición de nuevas habilidades, tanto académicas como laborales y, por encima de todo, de crecimiento personal.
MIGUEL ÁNGEL BLANCO CEDRÚN
Decano de Spain Business School.

Estudiar en el extranjero es una experiencia positiva, siempre. No solo por los conocimientos que se adquieren, sino también por las relaciones que se establecen con otros alumnos, profesores y expertos internacionales, como también por la cultura y costumbres que se descubren y, en muchos casos, se adquieren.
Decidimos estudiar en el extranjero para aprender o mejorar un idioma, pero un alto porcentaje de alumnos se deciden porque, allá donde decidan ir, hay programas más avanzados formativamente en ciertas áreas o sectores que en sus países.
La globalización en la que vivimos nos permite adquirir esos mismos conocimientos y hacer networking sin movernos de nuestro hogar, aunque hay que reconocer que ese tú a tú, que nos encanta a los españoles, no es lo mismo por una videoconferencia.
En Spain Business School más de un 30% de nuestros alumnos proceden de Latam, un 7% de otros países de la Unión Europea, un 3% de países asiáticos y/o africanos y un 2% de otros países. Estudiantes que quieren especializarse en negocios digitales con expertos nacionales e internacionales, pero también buscan la posibilidad de poner en práctica los conocimientos que están adquiriendo, en empresas. Por ello, consideramos imprescindible ofrecer la posibilidad de realizar prácticas (remuneradas) en compañías de todos los sectores.
EMMANUËL HAZÉ
Director de Movilidad Internacional de la Universidad Europea de Valencia.

Una estancia internacional que complete el itinerario académico de todo estudiante aporta un alto valor añadido. El estudiante no solo cosecha conocimientos en otro contexto de la mano de nuevos docentes y rodeado de nuevos compañeros, sino que se adentra en una nueva cultura de la que descubre su historia, costumbres, gastronomía, geografía…
Pero la internacionalización no siempre es coger un avión e irse a otro país: se puede vivir y desarrollar en la propia universidad, en España. A través de un modelo académico basado en la dimensión internacional, entre otros pilares, el estudiante aprende en un entorno multicultural, con diferentes idiomas, docentes expertos procedentes de otros países, y trabaja en proyectos y retos con componente internacional.
Las colaboraciones con otras universidades gracias al mundo virtual, las semanas internacionales organizadas en las distintas facultades, las actividades diseñadas por la Oficina Internacional y la resolución de problemas planteados por instituciones y empresas internacionales de nuestro territorio ayudan a los estudiantes a convertirse en los ciudadanos globales del mañana.
JUAN CARMONA
Coordinador del Programa de Becas Erasmus+ de la Universidad UDIMA.

Que el mundo está cada día más conectado es algo que no se le escapa a nadie. La expansión del uso de Internet y la digitalización de empresas e instituciones han puesto al servicio de los ciudadanos un abanico inmenso de posibilidades.
Como consecuencia, las empresas valoran cada vez más la experiencia internacional de sus empleados, incluso desde sus etapas formativas.
Haber realizado una movilidad de estudios o de prácticas en el extranjero puede contar mucho más sobre nosotros mismos de lo que creemos. Los seleccionadores ven en los candidatos con experiencia internacional a personas versátiles, con curiosidad por conocer otras culturas y con capacidad de adaptación a distintos entornos.
Los estudiantes y los profesionales son muy conscientes de esta situación. Así lo venimos comprobando curso tras curso en nuestra universidad.
Cada año recibimos más solicitudes de estudiantes y personal universitario para participar en programas de movilidad, se solicitan más destinos nuevos y se asienta más la idea de que formarse durante una estancia internacional aporta un valor añadido.
ORIANA C.HERNÁNDEZ LOIACONO
Miembro del departamento de Marketing en Start UC3M

En el contexto globalizado en el que vivimos, es necesario dar la oportunidad a los estudiantes de adquirir conocimientos y experiencias en el ámbito internacional. Esto aporta una mayor calidad formativa y permite adquirir habilidades y capacidades que precisarán en su vida laboral. Debemos por ello, impulsar diferentes perspectivas en la forma de pensar e innovar. Y, aunque existen programas de intercambio como Erasmus, aún hay margen de mejora, sobre todo en el mundo de hacer prácticas en el extranjero.
Los estudiantes nos enfrentamos a un mundo desconocido, sin apenas orientación o ayuda para conseguir experiencia laboral en otros países. No existe una bolsa de empresas que oferten prácticas fuera del país, es el alumno quien debe buscar y contactar a las empresas. Esto supone una barrera de entrada por excesiva burocracia y desconocimiento del proceso. Debemos dar herramientas a los estudiantes para facilitarles este proceso, ya sea a través de charlas o una plataforma donde empresas y estudiantes puedan conectar, además de proporcionarles apoyo durante y después del intercambio.