La neuroeducación, disciplina que se encarga de estudiar los procesos que participan en el aprendizaje –cómo aprende el cerebro–, ha abierto una puerta a la importancia de las emociones en el proceso educativo. Esta forma de educar se va aplicando cada vez más y se ha visto la importancia que tiene para desarrollar habilidades, como la iniciativa emprendedora.
En el mundo del siglo XXI, donde se precisan a personas que tengan algo más que conocimientos teóricos o técnicos, se abre cada vez más la puerta a una educación emocional, como nos detallan los expertos y expertas consultadas.
PASCUAL PARADA
Director Académico y de Innovación en IEBS

La Neurociencia cognitiva surge como disciplina hace varias decenas de años y se encarga de estudiar los procesos neuronales de nuestro cerebro que intervienen de forma general en procesos cognitivos y emocionales. Por otro lado, la Neuroeducación se trata de una especialización de la anterior que pone el foco en el estudio de los procesos neuronales que optimizan el proceso de enseñanza aprendizaje.
La Neuroeducación nos permite entender, entre otros, cuáles son los procesos que sigue el cerebro para asimilar conocimientos y almacenarlos en la memoria a largo plazo, y la relación entre memoria y emociones. Además, esta disciplina nos ayuda a entender el procedimiento que seguimos cuando razonamos y a evitar los sesgos cognitivos.
La Neurociencia cognitiva ha avanzado mucho en los últimos años gracias a las máquinas de neuroimagen quedando un enorme camino por recorrer dada la complejidad de nuestro cerebro. Por su lado, la Neuroeducación, como una aplicación de la anterior, se encuentra en fases iniciales y precisa de docentes expertos capaces de aplicar en sus métodos de enseñanza.
La neuroeducación es una disciplina que integra en las ciencias de la educación el conocimiento que poseemos sobre el desarrollo del cerebro. En este sentido, la neurociencia viene a reforzar con conocimientos de ciencias más puras lo que ya proclamaban las ciencias de la educación en conocimientos como la Teoría del Desarrollo Cognitivo de Piaget.
Lo que hace verdaderamente interesante en los últimos tiempos a la neuroeducación es que ha destacado con base científica la importancia de las emociones en el proceso de aprendizaje: sin emociones, no se aprende. Y para meter las emociones en el aula hay que repensar todo el sistema educativo: los temarios, la forma de las aulas o incluso quién debe ser el profesor.
La sociedad demanda alumnos creativos, no sólo alfabetizados. Las nuevas profesiones demandan personas que sepan resolver problemas, no ejercicios. Para ello debemos replantear qué aprendemos y cómo lo aprendemos.
En este debate, la neuroeducación y el papel de las emociones ocupan un lugar destacado para guiar las propuestas y el debate con base científica.
JAVIER PÁEZ GALLEGO
Director del Máster en Psicopedagogía de la Universidad Europea

Desde hace tiempo se atribuye a Benjamin Franklin un mantra que relaciona implicación del educando en la tarea y aprendizaje. El acierto de esta idea reside en poner el acento del aprendizaje en la participación y, con ello, en los cambios que se producen a nivel neurológico. Es lo que se conoce como aprendizaje significativo.
Sin embargo, los más recientes modelos de neuroeducación señalan nuevos detalles de cómo las diferentes emociones previenen al organismo para dar diferentes tipos de respuesta. En este sentido, el manejo de las emociones, las de los educandos y los educadores, se convierte en una variable de primer orden.
Esto es relevante llevado al contexto del aula. La educación emocional pasaría, por lo tanto, por explicitar y ayudar a reconocer las emociones que producen los propios éxitos y fracasos y el aprendizaje que se extrae de ello. Así, las emociones se convierten en un contenido curricular transversal y, al mismo tiempo, en parte de un método educativo que tiene un impacto directo en el autoconcepto, la autoestima o habilidades como la empatía, permitiendo que los niños de hoy sean los adultos funcionales del futuro.
LORENA RIENZI
Experta en Liderazgo, Gestión de Crisis & Cambio e Innovación de Empresas de la UC3M

¿Cómo influye el neuro aprendizaje en los emprendedores? En los últimos años, numerosos estudios en neurociencias y ciencias han demostrado que hay zonas del cerebro que los emprendedores desarrollan más y mejor que aquellas personas que no han desarrollado una actividad económica por su propia cuenta.
Entre estos estudios, existe uno puntualmente, del Massachusetts Institute of Technology, que nos señala las personas que emprenden, suelen toman decisiones con más rapidez, disponen una visión global más amplia frente a la resolución de los problemas y por consecuencia, tienen la capacidad de comprender y discernir la distorsión del entorno con mayor claridad.
¿Cómo podemos ayudar desde el neuro aprendizaje a estimular la proactividad, compromiso, motivación, capacidad de sacrificio e ilusión que ayudan a sacar la mejor versión de los emprendedores, estimulando el aumento en la participación de las mujeres que emprenden que hoy constituye un bajo porcentaje?
Gracias al apoyo de Misiones Comerciales en Femenino de Innovatia 8.3 https://innovatia83.es/novedades/misiones_comerciales_en_femenino y el área de Emprendimiento y Desarrollo Empresarial de la UC3M https://www.uc3m.es/emprendimiento/emprende hemos creado un proyecto denominado FILO WOMEN CLUB: https://leanin.org/circles/filo-women-club
¿Qué hacemos en esta iniciativa? Ayudamos a las mujeres para que logren sus proyectos personales y profesionales proporcionando todo lo necesario para que lideren sus negocios, y sus carreras en equilibrio con sus vidas personales desde el autoconocimiento, acompañamiento, entrenamiento, y networking para conseguir lo mejor para sí mismas en libertad.
ISABEL MARTÍNEZ ÁLVAREZ
Profesora de Udima

Un reto educativo que ha surgido recientemente con la misma fuerza con la que el volcán de La Palma emana su lava es el de convertir al docente en un “neuroeducador”. Un profesional capaz de formar a seres emocionalmente competentes que desarrollen todo su potencial cerebral.
Con el fin de alcanzar este propósito, podemos servirnos de la reciente, pero también instaurada y avalada, neuroeducación, que analiza el desarrollo cerebral para optimizar al máximo el proceso de aprendizaje. Aprender significativamente implica desarrollar conjuntamente competencias cognitivas y socioemocionales. En palabras del reconocido Francisco Mora: “el binomio emoción-cognición es indisoluble, intrínseco al diseño anatómico y funcional del cerebro”.
Esta disciplina neuroeducativa ofrece claves para avanzar hacia una escuela “emocionalmente inteligente”. Saber cómo funciona el cerebro, permite diseñar prácticas, combinando principios pedagógicos y neurocientíficos, que despierten curiosidad y emoción.
Aquello que se aprende desde la perspectiva emocional, se interioriza mejor y de manera significativa.