
El próximo 17 de octubre de 2024 marcará un hito en la historia de la ciberseguridad en Europa con la implementación de la directiva NIS2.
Más allá de ser una simple actualización normativa, se presenta como un catalizador de cambio que redefine la forma en que las empresas y las instituciones abordan la seguridad digital.
Esta nueva directiva no solo expande su alcance a unas 160.000 entidades en los 27 Estados miembros, sino que también introduce un cambio profundo en la relación entre la alta dirección y las políticas de seguridad operativa.
La ciberseguridad como responsabilidad ejecutiva
Con la NIS2, la ciberseguridad deja de ser vista como un asunto técnico relegado a los departamentos de TI. Ahora, se convierte en una responsabilidad ejecutiva, que obliga a los líderes empresariales a adoptar un enfoque mucho más visible y proactivo.
Las prácticas de ciberseguridad, que antes podían discutirse a puertas cerradas, ahora se colocan bajo el escrutinio público, lo que promueve una cultura de transparencia y responsabilidad que se extiende todos los niveles de la compañía.
Este cambio no solo busca proteger mejor a las empresas frente a las crecientes amenazas digitales, sino que también promueve un entorno donde la divulgación de vulnerabilidades y estrategias de ciberseguridad se convierte en un pilar de la gobernanza corporativa.
Este nuevo enfoque trae consigo consecuencias significativas para quienes no cumplan con la normativa. Las multas por incumplimiento pueden alcanzar hasta 10 millones de euros o el 2% del volumen de negocios anual global, lo que subraya la seriedad con la que Europa está abordando la ciberseguridad en esta nueva era.
Colaboración y preparación: claves para el éxito
La NIS2 destaca algo muy importante: los directivos deben estar siempre al día con las últimas novedades en ciberseguridad. Esto pone de relieve lo crucial que es que la alta dirección siga formándose continuamente, ya que así pueden tomar decisiones acertadas y bien informadas.
La ciberseguridad se convierte en una habilidad clave para los líderes, no solo para proteger a la empresa, sino también para guiarla con visión en un mundo digital que cambia constantemente.
Otro punto clave es la clara división de roles y la colaboración entre el CISO (Chief Information Security Officer) y el DPO (Data Protection Officer). Al separar sus responsabilidades, se facilita un diálogo más especializado y efectivo sobre temas de ciberseguridad y protección de datos. Esto ayuda a que las decisiones en la alta dirección sean más informadas y mejor coordinadas.
La NIS2 introduce un proceso de notificación de incidentes en fases, lo que obliga a las empresas a informar a las autoridades en las primeras 24 horas tras detectar un incidente significativo. Esto permite que la respuesta sea más rápida y eficaz, reduciendo el posible impacto.
Para estar listas, las empresas deben comenzar a implementar medidas organizativas y técnicas, que van desde revisiones internas hasta la formación específica. De esta manera, no solo cumplirán con la normativa, sino que también estarán preparadas para la próxima Acta de Resiliencia Cibernética (CRA) de la UE.
La NIS2 no solo va a transformar la ciberseguridad en las empresas, sino también la cultura corporativa en cuanto a la transparencia y la responsabilidad de los directivos. Este es un momento clave para que las empresas revisen y refuercen sus estrategias de seguridad, asegurándose de que estén preparadas para cumplir con las nuevas expectativas en Europa y más allá.