
Alejandro Vigaray Plaza
CEO de Bipi
Entre el cielo y la tierra: el nuevo equilibrio empresarial
Las empresas tradicionales están inmersas en la economía del 'día a día' frente a las empresas nativas que sí impulsan nuevas revoluciones tecnológicas e industriales

Actualmente, vivimos inmersos en una nueva revolución industrial donde nuevas tecnologías, procesos productivos, hábitos de consumo, y un largo etcétera se crean, cambian y se amoldan a las nuevas necesidades de manera continua y veloz.
Si nos detenemos por un instante y hacemos una retrospectiva hacia las anteriores revoluciones industriales, muchas empresas y sectores tradicionales empujaban nuevos productos, servicios o procesos dentro de su ADN de mejora y de búsqueda de eficiencias, impulsadas por la demanda de los consumidores.
Esta situación es cada vez más atípica en el mundo actual, ya que las empresas tradicionales tienen cada vez menos espacio para impulsar o implantar nuevos desarrollos, menos opciones para crear fuera del sistema regulado, además de estar presionadas por las administraciones para cumplir con normativas y regulaciones y por las necesidades de rentabilidad de sus inversores.
Estas circunstancias hacen que las empresas se vean abocadas muchas ocasiones a poner la consecución de objetivos a corto plazo por encima de los resultados disruptivos a largo plazo, como pueden ser implantación de innovación y modernización de procesos.
Es por esta razón, así como por la necesidad de innovar y poder cubrir la demanda de las empresas y de los consumidores, que se está dando el nacimiento de empresas nativas que sí impulsan nuevas revoluciones tecnológicas e industriales.
Empresas tradiciones y empresas nativas
Esta circunstancia es la que defino como “entre el cielo y la tierra”. En la tierra tenemos a los sectores tradicionales inmersos en la economía del “día a día”, empleo y transacciones masivas, y un claro objetivo de rentabilidad y subsistencia a los cambios en los mercados y de los consumidores.
En el otro extremo tenemos las nuevas empresas e innovaciones tecnológicas. Son empresas nativas de nuevos sectores o modelos de negocio, donde la tecnología, la innovación, el crecimiento está muy por encima de la rentabilidad.
Su objetivo final es poder implantar los nuevos modelos procesos y tecnológicos a los usos reales de la economía del “día a día”.
El reto para las empresas tradicionales es como llegan a alcanzar el cielo de la nueva tecnología, mientras por el contrario las empresas que viven en el cielo de las nuevas tecnologías deben conseguir poner los pies en la tierra.
Las empresas tradicionales deberán identificar las famosas palancas que les llevarán a poder subir sin caer, y las empresas tecnológicas deben detectar las necesidades reales de estas empresas y sectores tradicionales para poder acercar su tecnología.
Básicamente, ambas tendrán que estrechar el espacio que les separa, y para ello ambas partes deberán aprender, conocerse y trabajar conjuntamente.
La empresa tradicional deberá pensar en el largo plazo, la estabilidad y la capacidad de resiliencia, y por desgracia deberá hacer grandes sacrificios para ello. Su mayor obstáculo no solo lo tienen fuera sino también dentro de sus corporaciones.
Cómo orientar, distribuir y gestionar, todos o parte de los recursos, tanto humanos como financieros, para poder encontrar el camino correcto.
El margen de maniobra cada vez es menor tanto en tiempo como en resultados por lo que deberán, debemos estar muy bien asesorados y acompañados.
Por el contrario, las empresas tecnológicas con su visión de cambio y futuro, deberán entender los casos reales de uso, así como las capacidad reales de adopción de las nuevas tecnologías de las empresas y la sociedad.
Estamos en una época de blancos y negros. Los grises se han eliminado y es ahí dónde se juega muchas veces el partido.
El equilibrio entre la tecnología y la realidad empresarial vendrá con el equilibrio entre el equilibrio entre tiempo de implantación y asimilación, y la rentabilidad sostenible real de la misma.
Las dos preguntas clave
Como suelo trasladar a mis equipos, a la hora de la toma de decisiones hay dos partes, una es el ¿qué hay que hacer?, y otra más importante es el ¿cómo hacerlo?, y es aquí donde nos encontramos intentando dar con la clave en las decisiones del día a día. El resultado de dichas decisiones se verá en el futuro.
Sin duda a todos nos esperan años de aprendizaje, deconstrucción, de ver, escuchar y aprender, para entender así el qué y el cómo, y bipi no es ajeno a ello.
Desde su fundación en 2017 hasta la actualidad, bipi ha pasado por varios procesos, y como todo, lo que valía antes no vale ahora, y probablemente no valdrá en el futuro.
Lo que sí sé es que tenemos las personas y los partners necesarios para poder crecer, asimilar y poder satisfacer las necesidades de nuestros clientes de una manera sostenible.
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