El sector de las energías renovables es uno de los que presenta mayor potencial de crecimiento. Sin embargo, en el momento en que se creó la empresa, lanzarse era una decisión arriesgada. “Win Inertia nació en noviembre de 2008, el momento de mayor caída de los mercados internacionales. Éramos un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla que trabajábamos en I+D, centrados en desarrollar tecnologías para energías renovables, almacenamiento de energía, etc. Hacíamos muchos proyectos tecnológicos para empresas, pero gran parte de ellos se quedaban en prototipos o ideas conceptuales. Nos dolía que grandes ideas, que podrían ser muy útiles, se quedaran como meros prototipos. Veíamos que faltaba una pieza entre la labor de investigación de la universidad y las empresas que debían aplicar esos conocimientos en un sistema real”, afirma Eugenio Domínguez, consejero delegado y responsable tecnológico de la empresa. Junto a él, que es el fundador y socio principal, también se involucraron en el proyecto varios investigadores, que controlan el 25% de las participaciones.
La vocación de Win Inertia era convertirse en el engranaje que pusiera en marcha la maquinaria. Así fue como empezaron a investigar problemas reales e ingeniar soluciones fabricables y con capacidad de salir al mercado, pero sin entrar en la fase de producción.
La compañía está especializada en electrónica de potencia, energía y estrategias de control, desarrollando tecnología destinada a la generación, transmisión, almacenamiento y gestión de la energía. Y sus soluciones se adaptan a diferentes sectores, aunque su principal baza está en el almacenamiento. “Hemos asistido a una explosión de las energías renovables en los últimos años. Sin embargo, son energías difícilmente gestionables, ya que no se sabe con certeza cuándo va a hacer sol o viento, por lo que falta una pieza para gestionarlas y poder integrarlas según las necesidades de consumo de las redes eléctricas en cada momento”, explica.
Rentabilizar los frenos
Un ejemplo práctico de la tecnología de Win Inertia son las ferrolineras que ideó para Adif. Se trata de un sistema que aprovecha la energía que generan los trenes al frenar, absorbiéndola y almacenándola para reutilizarla en la carga de vehículos eléctricos.
También ha desarrollado soluciones embarcadas en autobuses eléctricos, que aprovechan su energía de frenado para recargar las baterías. Uno de sus clientes más importantes en España es Abengoa, para quien trabaja en distintas soluciones destinadas al almacenamiento de energía y al acondicionamiento de potencia.
Fuera de nuestras fronteras, destaca dentro de su cartera la alemana Ferrostaal, a la que suministra tecnología para el almacenamiento y estabilización de redes eléctricas en sistemas de aislados.
A pesar de nacer en un momento tan turbulento, la compañía ha logrado salir adelante y ya empieza a consolidar su facturación.

Las claves de su éxito
Éstos han sido los argumentos en los que ha basado su éxito.
Vocación internacional. Con la economía española deprimida, Win Inertia se dio cuenta desde el principio de que tenía que salir fuera. “Y ahora, casi el 90% de nuestro desarrollo está orientado al mercado internacional. Eso nos ha permitido salir adelante, independientemente de que la crisis haya continuado aquí”, afirma. La exportación supondrá un 60% de su facturación este año, mientras que en 2015 alcanzará el 90% . Y se dirige esencialmente hacia Alemania. “Somos una empresa pequeña y no tenemos capacidad para ir a todos los mercados. Nos fijamos mercados objetivos y canalizamos la exportación a través de socios. Quien vende tecnología en el mundo es Alemania, así que buscamos allí clientes para que comercialicen nuestras soluciones”, precisa. Y con estos clientes pretenden extenderse a economías emergentes. “Entendemos que estos mercados necesitan más nuestra tecnología porque son países que están creciendo muy rápidamente, pero cuyas infraestructuras no lo hacen a la misma velocidad”, anota Domínguez.
Soluciones de nicho. La empresa desarrolla una tecnología muy específica, que puede escaparse a las multinacionales. “Esa capacidad para movernos entre los espacios que dejan las grandes compañías es lo que nos permite diferenciarnos”, declara el fundador. Por ejemplo, soluciones concretas, como sus patentes de almacenamiento de energía, tienen una gran acogida.
De competencia a cliente. Dado que Win Inertia no asume la fabricación del producto final, puede transformar a sus competidores en socios. “A veces, nuestra teórica competencia se convierte en cliente final porque no estamos compitiendo con ellos en su mercado, sino un paso por detrás, en el desarrollo de la tecnología”. De esta manera, la empresa se configura como un partner que se ocupa de actividades complementarias, permitiendo que sus clientes puedan centrar sus recursos en su core business.